Bullying

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Nadie lo sabía.

Pero…

Damian Wayne sufría de bullying en su escuela.

Esto había comenzado desde que su primer día de clases y hasta entonces no se había detenido.

Y a diferencia de lo que otros creerían, él no había hecho absolutamente nada para ser intimidado.

Al comienzo solo había sido algunos insultos acompañados con miradas de desprecio, pero con el tiempo el acoso se volvió físico y psicológico.

¿Y por qué no había dicho nada a su padre y hermanos?

Simple.

Porque no se quería mostrar débil frente a ellos y porque estaba seguro de que él podía lidar con esto por sí solo.

¿Y por qué no se defendía?

Fácil.

Porque su padre se lo prohibió, al inicio se defendió cuando lo querían golpear, pero después que el director llamara a su padre este le prohibió volver a golpear a alguien siendo un civil.

Por lo que no se podía defender del idiota de Smith y su estúpida pandilla de retrasados.

Así que ahora estaba en el auto, camino a otro día, en ese infierno que otros llaman “escuela”.

Con un suspiro me despedí de Alfred y baje del auto, para después caminar con resignación a mi destino.

Entre y guardé mis cosas en mi casillero antes de cerrarlo y dirigirme a clase de matemáticas.

El timbre sonó y la clase paso con normalidad hasta que llego la hora del recreo.

En otras palabras, la hora de mi tormento.

Con lentitud salí de mi salón y me dirigí al baño para tranquilizarme un poco, estaba bastante nervioso.

Me mojé la cara para refrescarme y mientras me secaba escuche como alguien entraba al baño para después cerrar la puerta con pestillo.

Me giré para ver Smith con una sonrisa en su rostro y sus cuatro guardaespaldas con cara de idiotas.

-Miren quién es, si es el hijo terrorista de Bruce Wayne- Comenzó con veneno.

-No estoy de humor, Smith- Comente mientras me dirigía a la puerta para salir de aquí.

Antes de que pudiera dar otro paso, Smith me empujo con fuerza haciendo que cayera al suelo.

Vi como se comenzó a acercar con lentitud, eso no era una buena señal.

Con algo de miedo me alejé hasta que choque con la pared, quedando sin salida.

Qué patético.

De noche podía saltar de un edificio a otro peleando con hombres armados sin miedo, pero no podía evitar sentir miedo por un maldito niño de doce años y su pandilla de gorilas.

Si mi madre se enterara de esto estaría muy decepcionada.

Sin más comenzar a golpearme mientras me insultaban.

Me acurruqué sobre mí mismo, escuchando como sus palabras se repetían una y otra vez en mi mente.

Inútil, despreciable, terrorista, indeseado, demonio, escoria, arruinas todo, etc.

Reprimí mis ganas de llorar tratando de aguantar el dolor e ignorar sus palabras.

Aunque en el fondo sentía que tenían razón.

En algún momento Smith paro de golpearme y saco una navaja de su mochila, ordeno a sus guardaespaldas que me sostuvieran.

Dos de ellos me obligaron a ponerme de rodillas mientras mantenían mis brazos contra mi espalda.

One Shots - Damian WayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora