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La alarma de mi celular retumbó tanto la cama que me desperté sobresaltada y asustada, si sonó significaba que eran las ocho de la mañana y debía alistarme a la velocidad de la luz para entregar los retratos que había hecho el día anterior.

Normalmente los clientes venían a mi casa a buscarlos, pero esa vez la chica se puso cómica y quería que yo se los entregara personalmente.

Me levanté de la cama, con pereza y bostezando, recordé que July y Mykel me mencionaron que se iban a las seis, a penas saliera el sol, por lo que imaginé que ya habían tomado el vuelo. Revisé mi celular y tenía un mensaje de ella.

July<3 6:18am
Ya vamos a subirnos al avión, te escribo luego, aprovecha de follar con mi hermano, besos ;*

Que descarada al decir eso, ya le había dicho por mensaje anoche que era muy pronto para llegar a eso.

Me apresuré en tomar un baño siendo rápida, un poco de agua y jabón, listo. También desayuné dos panes con mantequilla que tenía guardado, algo rápido para no llegar tarde con mi entrega.

Me despedí de Zeus luego de haberle dejado comida, tomé los retratos y los guardé en una bolsa de basura para que no se estropearan, saqué mi bicicleta para llegar más rápido y me emprendí camino hacia el sur.

Tampoco quedaba lejos la dirección que me había mandado la clienta, eran como quince cuadras más o menos. En bicicleta llegaría sobrada de tiempo.

No tardé mucho en visualizar la hacienda, sí, por suerte me tocó una hija de mami y papi que quería comprarme unos retratos de ella y su novio, el precio que le puso era alto por lo que acepté sin dudar, a parte quedó en pagarme en efectivo.

Me bajé y caminé un corto camino hacia la entrada de la enorme casa, parecía que vivía una gran familia ahí. Toqué la puerta esperando respuesta.

Me abrió una chica rubia y de rulos, era más baja que yo, sus ojos azules demostraban impaciencia y me transmitía un sentimiento de odio, o molestia. Supuse que era ella la que me hizo el pedido.

—Vengo a entregar lo que me pidió —hablé rompiendo el hielo.

—Perfecto, déjalos a un lado, ya llamaré a una sirvienta para que los recoja —respondió cambiando su expresión a una llena de emoción.

Sirvienta dijo...

Sacó una cartera pequeña de su bolsillo y me entregó el dinero que habíamos acordado por mensaje.

—Gracias, espero no te moleste si le paso tu número a mis conocidos, me encantaron los retratos cuando los vi en foto —añadió, con una sonrisa.

—Para nada, me haría un gran favor —contesté y me despedí.

Con todo el dinero que me había dado me sobraría hasta para comprarle ropa a mi gato.

Me subí a la bicicleta y volví a casa, satisfecha, valió la pena haber salido con el tremendo sol y calor que hacía.

No me había dado tiempo de pasar por el café, las horas se me habían ido limpiando y ordenando la casa, sobre todo mi habitación, el reloj casi marcaba las cuatro de la tarde y seguro Jake había terminado su turno, ¿para qué ir tan tarde?

Prefería tomar el café en la mañana, pero como estuve ocupada entregando el encargo y a parte llegué decidida a limpiar tanto desastre, cosa que no hacía desde hace como dos semanas, el polvo acumulado y el desorden que tenía en los muebles, mesas, sillas tiradas en diferentes lugares.

A veces era muy desordenada cuando se me perdía un material para pintar o dibujar, literal; era capaz de poner la casa patas arriba con tal de encontrarlo, ya fuera un color o una goma de borrar. Pero, no tardaba en arreglar las cosas.

El sexy chico del café [COMPLETA]Where stories live. Discover now