19

335 35 3
                                    

Sí señores, Jake Scotteim, mi querido y sexy crush del café se me había confesado. Yo estaba con la boca abierta porque era justo lo que deseé desde un inicio, o bueno, al principio el plan era solo coger y ya, nada serio.

Pero a medida que interactuaba más con él, me fui enamorando de su forma de ser, de su belleza, porque había que ser claros que lo primero en que las personas se fijan es en el físico de otros.

Y Jake era puro músculo.

Seguíamos de pie en la entrada, la puerta detrás de nosotros estaba cerrada porque quería más privacidad. Pero haber conseguido la confesión de Jake me dejó sin aliento, podía jurar que empecé a hiperventilar, llevé una mano a mi frente por la sorpresa que seguía teniendo plasmada en mi rostro.

—¿No vas a decir nada? —preguntó arqueando una ceja.

—¿Qué quieres que diga si ya sabes mi respuesta? —indiqué haciendo un ademán—. ¡Claro que quiero!

Me lancé en sus brazos esperando que me atrapara, pero no lo hizo, gracias a su tardanza en reaccionar logró que cayera de culo en el frío y duro suelo de la entrada. Maldito lento.

Él me miraba confundido por mi acto, no sabía qué mosca me había picado, pero yo solo quería hacer lo mismo de las películas y series de romance cliché que había visto, esperaba que él me atrapara para así quedar como una princesa en sus brazos. Pero no captó la indirecta.

Hasta soltó una pequeña carcajada debido a mi escena sentada en el suelo. Me levanté como pude, rechazando la mano que me tendió por rencor, le regalé una mirada asesina mientras me limpiaba la parte de atrás de mi pantalón con ambas manos.

Le saqué la lengua.

—¿Te picó un animal? Es que de repente saltaste y caíste al suelo, a veces puedes ser rara —comentó entre risas.

—Para ti debió de ser muy gracioso —me crucé de brazos, haciendo un puchero—. Tenías que atraparme, imbécil.

Él llevó una mano a su pecho fingiendo sorpresa ante mi insulto, hizo una mueca adolorida como si le hubiese afectado la palabra. Dramático.

—Preferiría que me dijeras: mi amor, suena mucho mejor que imbécil —propuso ladeando la cabeza.

¿Qué?

Vale, tenía que admitir que sabía calmar mi enojo, pasé de estar furiosa a sentirme nerviosa, con el cosquilleo en mi cara debido a lo que pidió. ¿Llamarlo mi amor? Era irreal, o sea; no es que me molestara, pero jamás había tenido que utilizar esa palabra.

¿No iba muy rápido? Me sentiría extraña diciéndole así, a penas estábamos empezando, llevábamos dos minutos de relación. La incomodidad seguro me ganaba, si lo intentaba decir mis palabras terminarían saliendo con un tono de voz diferente que ni yo misma podré controlar, o eso era lo que me imaginaba.

—¿No quieres? —agregó al ver que no respondía.

—Es pronto para ponernos apodos... —me agarré el brazo con timidez.

—Vale, no te preocupes, pero más adelante voy a exigir que me llames así —me señaló con su dedo índice, amenazante.

—Trato hecho —levanté mi mano para que la estrechara.

—Nos vemos entonces, cariño —dijo en tono burlón, me lanzó un beso al aire, guiñando un ojo.

Carraspeé para calmar los latidos acelerados que estaba teniendo mi corazón. A veces me molestaba no poder controlarme a mí misma, no poder estar tranquila y emocionarme con cualquier estupidez que hacía Jake para impresionarme.

El sexy chico del café [COMPLETA]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang