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—¡Deja de tirarme panditas!

—¡Tu deja de tirarme cheetos!

—Nunca pensé que Osvaldo se llevará bien con alguien del sexo opuesto. —Murmuró Ari mirando a la pareja jugar con las botanas de la mesa de dulces.

—Y nadie sabe quién es esa chamaca. —Se quejó Roier.

—Pues de la aplicación esa que dice. —Le dijo Aldo.

—Ah karakas, ¿Cuál aplicación?

—Pues una que si me dijo a mi pero que no te dijo a ti. —Se burló.

Pronto ambos empezaron una pelea sobre quién sabía más de Osvaldo que el otro.

—¡Mínimo atinale! —Exclamó la chica entre risas, retorciéndose porque ninguno de los dos podía atinarle a la boca del otro con las gomitas.

—¡Eso intento! —Se rió el otro, entonces lanzó una pandita la cual por fin cayó dentro de la boca de Sohany.

—¡Esoooo! —Exclamó la pelirroja levantando sus brazos para celebrar, y Osvaldo fue hacia ella para abrazarla y levantarla, dándole vueltas mientras se reían.

—Verga, de repente me sentí solo. —Murmuró Juan mirando todo.

—Oyeme, ¿Y yo que soy? —Se quejó su esposa.

—¿Por qué no podemos hacer eso? —Lloriqueó Juan.

—Claro que podemos hacerlo, pero tú te fuiste a pasear a tu perro de helio.

—Pero Panchito necesitaba un paseo.

—¡Panchito es un globo!

—No le hagas caso, panchito, te tiene envidia.

—¡Ya deja ese globo!

—Ven, vamos allá afuera. —Le dijo el más alto a la pelirroja mientras le tomaba la mano y luego ambos salieron del evento.

Osvaldo nuevamente fue invitado a un evento, casualmente ahora se haría en la ciudad de México, en donde vivía Sohany, así que tras pedirle que fuera con él, ahora ambos estaban en dicho evento juntos.

—Me gustó el evento, de hecho no pensé que fueras un amante y creador de los videojuegos. —Sonrió la chica. —Y menos que estuvieran promocionando su juego en todo el país.

—Pues, realmente no se tenía contemplado promocionarlo, pero Ibai es codicioso, y si no lo ayudabamos a promocionar aquí, lo haría en todo el mundo. —Se rió. —Y eso aplazaría los planes para sacar el juego.

—Ah, tienes razón, pero me gusta el diseño del juego, y parece que es interesante, quizás lo juegue alguna vez. —Le dijo la chica.

—Creeme, lo vas a jugar y te vas a viciar. —Se burló.

Ambos continuaron hablando del juego que se estaba promocionando, y cada vez más la emoción llenaba la sonrisa de Sohany.

—¡Oigan, vengan! —Exclamó Quackity llamando a la pareja.

Osvaldo tomó la mano de Sohany, y tras sonreírse entre sí, los dos caminaron con los demás.

PL4YG1RL | ElMarianaWhere stories live. Discover now