03 | TOM KAULITZ

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--- Necesito ropa si me voy a quedar aquí. --- Le dije a Bill mientras desayunaba.

--- Compraré algunas cosas por ti, no te preocupes. --- Respondió mirando su teléfono.

---- ¿Pero qué le voy a decir a Scarlet? Vivo con ella, ella notará mi ausencia. ---  Lo miré mientras se pasaba las manos por el rostro, como si no hubiera pensado en eso.

--- No lo sé, dile que encontraste novio y te mudaste con él.

--- Ella pedirá verte, sabrá que eres tú.

--- Pórtate bien con tu hermana, ya tengo todo bajo mi control. Y Tom es mucho más feo que yo, así que puede disfrazarse. --- Respondió Bill tranquilizándose y tomando las llaves del auto. --- Vamos. --- Me llevó del brazo al garaje, allí había un Audi TTS modelo reciente.

Allí me di cuenta de que no eran pobres en absoluto, pero no sacarían a Tom de la cárcel por miedo a que Hel lo matara cuando saliera de allí. Bill hacía girar las llaves entre sus dedos como un verdadero piloto de carreras, era satisfactorio y maníaco al mismo tiempo. Estaba ayudando por miedo a morir.

Dormí toda la noche con la puerta cerrada y el tacón de mi bota a mi lado, solo preparada por si pasaba algo, pero nada pasó con mi felicidad. Sin embargo, todavía no confiaba en Bill, simplemente hice todo lo que me dijo por miedo a que sacara un arma de su bolsillo y me matara. Kaulitz sacó un paño de la guantera y me lo entregó mientras ponía en marcha el coche.

--- ¿Para qué es eso? --- Pregunté confundida y asustada, mi voz era quebrada y ronca y él debió darse cuenta.

--- Vamos a un lugar donde TODAVÍA no puedes saberlo, así que ponte eso para taparte los ojos. --- Ordenó y así lo hice, haciendo un nudo flojo.

Sentí presión en la nuca mientras él apretaba la tela.

Estuve en completo silencio mientras íbamos en camino, el miedo me consumía y lo único en lo que podía pensar era en mi celular, que estaba con Bill, esperaba cogerlo, pero sin que me dispararan ni nada por el estilo.

Sentí el auto estacionarse y en unos segundos me quité la venda de los ojos y noté que estábamos en una especie de almacén, miré a Kaulitz que ya estaba afuera del auto esperando que yo bajara. Lo seguí caminando tranquilamente con mis dedos apretados, Bill abrió un portón y entramos al almacén que estaba lleno de autos.

Había todo tipo de autos de carrera, la gran mayoría eran negros o de colores extremadamente oscuros. Había algunas cajas de madera y pequeños contenedores, miré hacia adelante mientras caminaba detrás de él con la cabeza gacha, luego vi a dos hombres adelante. Uno estaba sentado frente a miles de computadoras y cosas tecnológicas, llevaba gafas y bebía una botellita de Coca-Cola. El otro tenía su cuerpo debajo de un automóvil con varias herramientas a su lado, probablemente reparando un automóvil.

— Hola Bill. — Habló el chico frente a las computadoras.

— Hola Gustav, ¿Cómo van las cosas? — Preguntó Bill dándole un pequeño puñetazo.

— Logré encontrar algunos documentos de la prisión donde está Tom, nada que pueda perjudicar su entrada… ¿Es ella? — Me miró con una mirada confusa y Bill volteó a mirarme con las manos en los bolsillos.

--- Si, lo es. — Bill me miró de pies a cabeza, sentí dos manos tocar mis hombros y salté asustada.

— Oye, cálmate, gatita asustada. — Allí estaba el otro chico de los autos, tenía el pelo largo y una nariz increíblemente respingona. — ¿Estás seguro de que tienes a la gemela correcta?

--- Segurísimo. — Respondió Bill poniendo los ojos en blanco. — ¿Le arreglaste el auto? — Dijo y yo inmediatamente me emocioné.

--- Lo hize. — El pelinegro sonrió.

ᴛɪᴛᴀɴ¹ | Tom Kaulitz. Where stories live. Discover now