Capitulo 2

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El color blanco, refleja todo lo bueno de una persona, la inocencia, la juventud, y lo vacío que esta la mente de alguien al llegar al Palacio Topkapi

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El color blanco, refleja todo lo bueno de una persona, la inocencia, la juventud, y lo vacío que esta la mente de alguien al llegar al Palacio Topkapi.

─¿El Sultan tiene esposas? ─la francesa preguntó a la mujer que caminaba a su lado, su dama de compañía Melek

─Tiene una, la Sultana Farya, madre de gemelas.─ella empezó a contarle.─Llegó al Palacio como una princesa en busca de un refugio, escapando del mismo Vaticano, por asesinar a alguien importante.

─¿El Sultan cómo pudo casarse con una asesina suelta?

─Su majestad es peor que ella, ha asesinado más gente de la que puede contar con sus dedos.─Melek dijo, luego soltó un suspiró.─Me pregunto si sobreviviras a la crueldad del Sultan.

─Nadie puede ser tan malo.─quiso convencerse a sí misma

─Deberías tratar de escapar.─sugirió

─El destino me trajo a este Palacio por algo, no me iré hasta ver lo que puedo lograr.─alzó la cabeza, sintiéndose bastante segura de sus palabras

─¡Señorita Anastasia! ─Lalezar Khalfa la llamó desde lejos, caminó con prisa hacia la joven francesa hasta que estuvo lo suficientemente cerca.─Su majestad ha pedido por ti.

─¿Me pidió a mi? ─Anastasia mostró una expresión de confusión

─Sí, a ti.─afirmó, después agarró su brazo.─Vamos, debes arreglarte.

Lalezar la llevó fue del jardín, Anastasia miró hacia atrás, y Melek le hizo señas para intentar alentarla, se puede decir que funcionó un poco.

Luego de ser llevada al Hammam, un grupo de no más de cinco mujeres la ayudaron a arreglarse, de entre varios vestidos, le colocaron uno color verde oscuro, alzaban sus atributos. Con un escote en V, y telas celestes colgando de los antebrazos.

─No hay mujer más hermosa que tú.─le dijo Lalezar, causando sonrojo en la francesa

A pesar de todo, Anastasia no conocía al Sultan, solo sabía que no era un viejo, pero si un asesino, le decían que parecía tener un carácter parecido al de su madre, por eso discutían constantemente. Todo era tan desconocido, le daba miedo, emoción, nervios.

─Aquí es, ten suerte.─le dijo Melek, que la acompañaba. Al acercarse a las puertas vieron a los guardias.─Ella es un regalo de parte de la madre Sultana, avisen su presencia a su majestad.

La mujer parecía tan experta, Anastasia se aferraria a ella para aprender. Sería su fuente de información.

En los aposentos más grandes del Palacio, estaba el Sultan, discutía con su esposa Farya, la razón era la que había herido los sentimientos de la Haseki. Una cena a la cual jamás asistió.

─Adelante.─demandó Murad, al escuchar los suaves toques en la puerta

Su esposa se mantuvo quieta, molesta y muy alterada. Incluso del enojo, había tirado la corona sobre su cabeza al suelo.

Cuando el Agha se acercó al Sultan, este se sorprendió, nunca había recibido una mujer como un regalo, y más de su madre, pero como un impulso, ordenó que entrara.

─¿Ella quien es? ─Farya la miró y luego miró al Sultan.─¿Que hace aquí?

Anastasia estaba allí quieta, esperaba que aquel Sultan hiciera que se fuera, pero el aprovecho una oportunidad, de hacerla saber que no sería la única en su cama.

Con gran enojo notable en sus ojos, Farya se fue, sin hacer reverencia, sin respeto alguno hacia una persona de gran autoridad.

La mirada imponente se posó en la joven francesa y se acercó, empezó a rodearla, observando cada detalle de su cuerpo, sus ojos, su cabello, el color de su vestido, sus delicadas facciones, sus labios carnosos.

─Escuché de ti, Anastasia, la joven inmensamente inteligente, belleza inigualable, y que aspira a llegar muy lejos.─él decía, caminando a pasos lentos, hasta detenerse frente a ella.─Todo a una corta edad.

Ella sonrió ligeramente, efectivamente era reconocida, y eso la hacía sentirse importante, le gustaba ese sentimiento de ser famosa, pero en el lugar donde estaba ahora, no obtenía muchos privilegios, ninguna concubina del Harem sabía de su existencia, porque eran casi privadas de la libertad.

La mano del Sultan estaba posada sobre la barbilla de Anastasia, obligandola a mirarlo a los ojos. Sus ojos eran hipnotizantes para el Sultan, los de color café, los que le iban a causar desvelos en la noche.

Sin esperar nada más, él unió sus labios con los de ella, haciendo un beso suave y lento. Un beso de muchos otros para Murad, y el primer beso para Anastasia. Las frías manos del Padişah desabotonaron el vestido de la menor, ella solo se mantuvo quieta, se sentía indefensa, ¿así serían sus días a partir de ahora?


Fecha: 2 de Mayo, 1636

A la mañana siguiente, Anastasia había despertado al sentir como el Sultan Murad se levantaba, respiro profundo, su cuerpo aún desnudo, solo cubierto por una cobija. Se quedó quieta, observo los aposentos, inmensos, con decoraciones doradas, parecían oro, y lo eran, eso demostraba la riqueza que poseía el Sultan.

Se sentó en la cama, que también era un trono, recogió el vestido verde que estaba en el suelo, y se lo puso otra vez, una vez hecho, observó al Sultan que también se arreglaba. Decidió a acercarse, al ver cómo algo se le dificultaba.

─Déjeme ayudarle, majestad.─ella le dijo, pidiendo permiso, miró como el Sultan suspiro y asintio, aceptando su ayuda. Se colocó frente a el, arreglando una tela mal puesta.─Y está listo. Se ve muy apuesto.

─Tienes el mismo nombre que tenía mi madre.─él mencionó, colocando sus manos en las caderas de su concubina.─Cuando llegó al Harem, mi difunto padre se enamoró de ella.

─Lo sé, en el Harem, soy el centro de atención por eso, dicen que me parezco mucho a como era en su juventud. Al menos eso me dijo Hacı Agha.─Anastasia le dijo, luego recibió un beso, el último que tendría antes de regresar al patio de concubinas.

─Regresa en la noche, cenarás junto a mí.─Murad sonrió ligeramente

─Como desee.─asintio la joven francesa

¿Este sería el comienzo de una nueva historia?

¿Este sería el comienzo de una nueva historia?

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Publicado: Viernes, 13 de Octubre, año 2023.

𝐋𝐚 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐮𝐛𝐢𝐧𝐞 𝐝𝐮 𝐒𝐮𝐥𝐭𝐚𝐧. 𝑰𝒎𝒑𝒆𝒓𝒊𝒐Where stories live. Discover now