Capítulo 35

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— ¡Gala!

Noah se está poniendo de pie cuando alguien me llama.

Cayden se está acercando a nosotros con pasos apresurados, miro detrás de él para ver si veo a su acompañante. Pero no hay rastro de ella.

Me pongo el bolso en mi hombro cuando se detiene a mi lado.

— Escúchame, no es lo que piensas —Intenta tomar mi mano pero la alejo antes de que lo haga— Por favor, escúchame.

— No tengo ganas de escucharte, las cosas han quedado bastante claras.

— ¡Es que no es lo que piensas! —miro a nuestro alrededor disimuladamente. Estamos llamando la atención y eso sinceramente no me gusta.

— ¡Déjame en paz! —lo señalo con el dedo índice— no soy tu juguete, quédate con ella y a mi déjame vivir en paz, lejos de ti y todo tu drama con tu ex.

— Me estás juzgando sin antes escucharme —murmura, aparentemente dolido.

— Oye, disculpa —la castaña que antes había estado esperando para entrar al baño se acerca a nosotros. Sus ojos azules captan por completo mi atención. Me llama un poco la atención que vaya vestida con ropa un poco grande, como de hombre— Se te a quedado el celular —me lo acerca.

— Gracias.

Estoy apunto de tomar el celular cuando se escuchan varios disparos, seguidos de gritos y alborotos. Cayden se pone alerta, al igual que Noah.

Varios hombres con pasamontañas y armas largas entran al restaurante. Empieza a amenazar a las personas, mientras otros parecen buscar algo o a alguien.

— Gala Young —uno de ellos se detiene a dos mesas de donde estoy. En cuanto menciona mi nombre, se que algo malo va a pasar— tenemos un recado para ti.

Su gente empieza a salir del lugar, Noah me mira a los ojos y se que debo actuar rápido. Sin embargo, el hombre que antes me a llamado baja el cierre del abrigo y deja ver lo que lleva puesto.

— ¡Tiene una bomba! —grita una mujer horrorizada.

Como si fuera una escena de película, todo empieza a pasar lentamente delante de mí.

Cayden saca su arma de debajo de su camisa y apunta aquel hombre que ahora activaba la bomba. Dos disparos a mi lado se escuchan, el hombre que antes sostenía la granada cae al suelo sin vida, pero la bomba seguía su conteo.

— ¡Corran!

Escucho gritar a Noah. Pero el miedo me a paralizado, los nervios me traicionan.

Una mano tatuada toma mi muñeca, pienso que es Cayden pero no, es la chica que me a traído el celular. Me incita a correr, esquivando como podemos las sillas y mesas. Cayden va delante de nosotras empujando todo y a todos, a su paso. Haciéndonos un camino.

Pero es demasiado tarde, porque la bomba explota.

Caigo al suelo con violencia, llevándome conmigo a aquella chica. Un pitido en mis oídos me aturde y el dolor que va creciendo en mi cuerpo es indescriptible. Intento mirar a mi alrededor pero mi vista se a puesto borrosa.

Me quejo, me duele.

— ¡Asegurense que esa perra a muerto!

La chica a mi lado abre los ojos, intento acercarme pero hay algo en mi costado que me impide ponerme de pie. Ella se arrastra acercándose a mí.

— Tienes algo clavado —murmura, parece aún desorientada.

— Cayden... Noah —intento llamarlos.

Escucho pasos, pero no veo nada. Hay algunas cosas incendiadas, que me impiden ver más allá.

— Tengo que salir de aquí —murmuro en cuanto caigo en cuenta que vienen a terminar de matarme. Me siento como puedo.

— El baño, vámonos para el baño — la castaña me ayuda a ponerme de pie, y juntas, como podemos caminamos hacia el baño. Intenté buscar con la mirada a los chicos, pero el humo, el fuego y el dolor que tengo me lo impidieron.

Ella me recarga contra la pared e intenta cerrar la puerta del baño con seguro.

— Tengo que sacarte eso —se acerca a mi, su rostro está sucio al igual que su ropa. Lleva también una herida en su brazo.

— No, yo...

— Uno, dos... —antes de terminar toma el fierro y lo saca con rapidez. Un grito ahogado escapa de mi boca. La veo quitarse la camiseta, toma mi mano y me obliga a presionar la herida— Shh...

— Joder... —sollozo, ella se acerca a la ventana del baño y la abre— ¿Qué haces?

— Vienen por ti —me mira— y yo estoy contigo, si te matan a ti, me matan a mí.

— No puedo irme sin ellos — niego con la cabeza, ella parece se va a desmayar en cualquier momento o tal vez soy yo.

— Estas perdiendo mucha sangre — toma mi brazo y lo pasa por sus hombros— Te ayudaré a subir, lánzate como puedas al otro lado —la miro, niego con la cabeza— Por favor.

Noto el miedo en sus ojos, tiene miedo de morir. La he puesto en peligro y lo único que a hecho es acercarme mi celular.

Asiento.

Ella me ayuda a subir, muerdo mis labios para evitar gritar de dolor. Cuando tengo medio cuerpo afuera miro la distancia del suelo y no lo dudo, me dejo ir. El suelo me recibe en un golpe seco, jadeo de dolor y me revuelco.

La castaña cae a mi lado, pegándose en la herida de su brazo. Maldice una y otra vez en voz baja.

Nos olvidamos del dolor cuando se empiezan a escuchar disparos.

Me pongo de pie con esfuerzo, tomo el brazo de la chica y la ayudo ahora a ponerse de pie. Pasa su brazo por mi cintura y yo por su hombro.

— Mi auto, creo que podemos llegar a él.

— Nos podrían ver —murmuro, dejándome llevar por ella.

— Me verán irme a mi, no a ti. Prepárate para correr.

Ambas aceleramos nuestros pasos, yo no sé a dónde carajos me lleva, solo me dejo ayudar. Se detiene junto a un auto entro, busca en sus bolsillos con sus manos temblorosas. Yo por mi parte agacho junto al auto, llevo una mano a la herida y cuando veo mi mano está llena de sangre.

Abre la puerta trasera del auto, entro como puedo y me acuesto sobre el asiento trasero. Ella cierra la puerta, segundos después escucho como entra al asiento de copiloto y seguido pone el auto en marcha.

— Oye ¿Estás bien?

— Mmm.. si —murmuro, pero todo empieza a darme vueltas y su voz se escucha cada vez más lejos.

— ¡No cierres los ojos!

— No.. no —susurro, intento no cerrar los ojos.

— Escuc... tie... no...

Pero no puedo seguir escuchándola, no puedo más.

Mi Destino © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora