VLADIMIRCI

8 0 0
                                    

Extracto del diario personal del Dr. Andrew Li

Llegamos a Vladimirci mucho antes que lo profetizado, Francois llegó esa mañana ante la urgencia y Marcella ya estaba preparada, me alegré de encontrarme con Uriel, quien aceptó finalmente mi propuesta.

Eran cuatro puntos que analizar, similares a los del primer jinete. Primero, tener en posesión los manuscritos que se leerían para debilitarlo, los evangelios apócrifos y las cartas de Satanás; segundo, la jaula de contención, con protecciones de potestades, escritos, imágenes, hechizos y tecnología, todo lo necesario para que no escape; tercero, hacerlo bajar del caballo, si los dividíamos será más fácil la victoria; y por último la fuerza bruta.

Rodeamos la iglesia en espera de una señal, no tardó en llegar, cuando dieron las seis en punto vimos acercarse y aparecer espontáneamente al jinete, enorme, mucho más grande de lo que Clarisse indicó, su estatura era mayor a cuatro metros, eso era un problema para la jaula, tendríamos que debilitarlo más de lo esperado para hacerlo cambiar de tamaño.

Se detuvo al vernos, el caballo era rojo, él tenía una capucha roja y portaba una espada, la espada de la muerte. Corrí con y desfundé mi espada, la Mil Tormentas, que contaba con poder vudú y almas de kitsune, me acerqué y me lancé a matar, pero me trozó a la mitad sin ningún problema.

Tardé unos minutos en recuperarme, mi cuerpo estaba en el suelo y poco a poco comenzó a unirse nuevamente, cuando me recuperé Marcella le disparaba con balas benditas, mientras que Uriel se lanzaba contra las patas del caballo que poseían fuerza sobrenatural.

Francois apuntaba, pero no podía hacer nada debido al constante movimiento, mi hijo traía consigo el arco del primer jinete, debía ser lo suficientemente poderoso para herirlo. Nuevamente traté de cortar el cuerpo del caballo, pero me fue imposible y de un rápido golpe fui decapitado.

Marcella comenzó a leer los libros apócrifos y Uriel trataba de evitar que se moviera la criatura, me puse en pie nuevamente y ayude a sostenerla para que Francois disparara una flecha, y lo hizo.

El jinete chilló y reflejó dolor, con eso comprobábamos que la flecha del primero sería de gran ayuda. Nuevamente me asesinó la criatura, y arremetió contra Francois, pero Uriel con uso de todas sus fuerzas dio un gran golpe al caballo lanzándolo al suelo haciendo que el jinete cayera, entonces recibió otro flechazo de mi hijo en el hombro, volvió a chillar del dolor, esta vez un chillido que nos aturdió a todos.

Separado del caballo caminó hacia Francois, sacó la espada y lo cortó verticalmente en un solo tajo, se agachó y le quitó el arco, podíamos notar que se estaba haciendo más pequeño entre más peleábamos. Volví a lanzarme contra él, ahora con hechizos de retención, pero me tomó del cabello y con su mano aplastó mi cabeza dejando mi cuerpo tirado y desparramado en sangre.

El daño era grande, tardé en volverme a recuperar. Al despertar el jinete apretaba con sus fuerzas una pierna de Uriel, pero mi amigo era extremadamente resistente debido a sus poderes sobrenaturales, pero escuché el crujir, le iba a fracturar la pierna. Marcella aún leía, dejó de esforzarse con las balas benditas y al correr hacia el jinete el relinche del caballo me detuvo, mi hijo Francois había logrado meterlo a la jaula.

El jinete soltó a Uriel y enfurecido corrió hacia Francois, tomó su espada y habló, habló de la manera más horrible que hubiese escuchado a alguien, era una voz fuera de este mundo, una voz infernal, una voz divina, una voz que mostraba su poderío, y se presentó como el jinete de la muerte, el que era capaz de matar a un inmortal de así desearlo, entonces tomó el brazo de Francois y lo cortó con su espada, todos observamos y nada pasó, Francois no se regeneraba y asustado cayó al suelo gritando de dolor, desangrándose. El jinete tomó la espada nuevamente para clavársela en el pecho, pero lo detuve a tiempo con un símbolo sacro que lo pegué en su espalda, esto la hizo retroceder un instante y Marcella comenzó a gritar los manuscritos, había humo saliendo de la criatura, la cual se hacía más pequeña.

En el suelo se fue arrastrando contra Marcella y estuvo a punto de embestirla de no ser porque Uriel se atravesó y fue aplastado quedando inconsciente, Marcella se desmayó y Francois perdió el conocimiento por el dolor, algo que ya no experimentaba desde hace varias décadas.

Me quedé yo solo contra el jinete, el cual ya poseía un tamaño más natural, sacó su espada y volvió a hablar prometiendo que me quitaría mi inmortalidad, me amenazó con destruirme y llevarme a la muerte, me gritaba que conocería el infierno.

Lo que él no se esperaba era que yo no soy como mi hijo, no soy solamente un inmortal común, no tengo miedo a los infiernos porque yo ya he estado ahí, no tengo miedo a los jinetes porque yo ya vencí al primero, he matado dioses, he desafiado a la Cofradía, he vencido al demonio y he tenido mis propios reinos, él no me iba a vencer, solamente una persona en toda la existencia sabía cómo quitarme mi inmortalidad, y no era ese jinete de mierda.

Ni mis hijos ni Uriel me observaban, era el momento en el que tendría que hacer algo que no hacía desde más de doscientos años, llamar a mis verdaderos esclavos.

El jinete de la muerte me atacó con todas sus fuerzas con su espada, pero esta vez no me pudo hacer nada, me protegí con la fuerza de la luz. Llamé a Ura, a Rabdos, a Zagiel, a Beleth y a Samael, mi propia legión de ángeles y demonios que salieron de ultratumba, hicieron temblar la tierra y con una fuerza descomunal y maligna tomaron al jinete y lo despedazaron como un perro lo hace con su comida.

Lancé a ese desdichado a la jaula, de donde nunca más saldría, tomé el arco del primer jinete y me hice de la nueva espada del segundo.

Cuando Marcella y Francois despertaron no comprendieron nada de lo sucedido, ellos jamás han sabido mi pequeño secreto, y al ver al jinete enjaulado me respetaron, incluso Francois, que decidió acompañarnos a casa, le crearía un brazo nuevo, un brazo que también fuera inmortal.

Esta es mi historia de cómo atrapé al segundo jinete, tendré que hacerme responsable de las consecuencias, ya que los cielos temblarán de rabia, y tengo varios años para prepararme a la llegada del tercero.

Dios quiso liberarme de mis demonios, lo que no sabía es que misdemonios querían liberarse de mí.

Dios quiso liberarme de mis demonios, lo que no sabía es que misdemonios querían liberarse de mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ORTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora