Tío Crowley

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Disclaimer: Los personajes de Good Omens no me pertenecen, sino a Neil Gaiman y Terry Pratchett, a la BBC y Amazon. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Crowley/Aziraphale, Crowley/OC

Aclaraciones y advertencia: Angustia, intento de suicidio, romance, depresión y lo que se me ocurra con la marcha

Beta Reader:

Resumen: Aziraphale se fue, ¿queda para Crowley?

—f

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Y si te digo adiós...

Capítulo 5.- Tío Crowley

Crowley había optado por no pasarse el día bebiendo; desde su regreso, pasaba largas horas nocturnas en videollamadas o simples llamadas con Juana que felizmente le hablaba de su día y de lo mucho que esperaba volver a verlo en Navidad y Año Nuevo. Durante el día, él y AJ solían salir a caminar (Juana los regañó por lo pálidos que estaban). Iban a museos, caminar por el muelle o simplemente en el Bentley.

Crowley dejó de ir al Ritz, AJ, aunque contaba con una buena fortuna familiar y propia, prefería una vida más frugal y el demonio se encontró disfrutando de las cosas sencillas, aunque aún detestaba ir a hacer las compras o estar en lugares con demasiados humanos.

Esa mañana, AJ había salido (secuestrado), con ese demonio que se hacía llamar Ailsa. Decidió tumbarse en el sofá y ver alguna vieja película, de esas que llegó a ver en compañía de Juana, mientras los otros miembros de la familia dormían.

Disfrutaba de "Dos tipos de Cuidado", cuando alguien tocó a la puerta. Bufó molesto, planeaba no abrir, pero las voces de niños lo hicieron cambiar de opinión.

—Anthony, gracias a Dios estas en casa —se trataba de Cindy, la esposa de Jacob, Moisés y Kevin estaban con ella; los niños al verlo se apresuraron a abrazarlo por las piernas.

Crowley sabía que la familia de Jacob vivía en Mayfair, un poco lejos de South East donde actualmente AJ y él vivían, lo cual, por supuesto preocupó al demonio, pues la distancia era considerable si se tenía en cuenta que la mujer hizo el recorrido con dos menores a cuestas.

—¿Sucede algo? —preguntó el pelirrojo al tiempo que levantaba a ambos niños en brazos.

—Lamento venir sin llamar antes, pero es una emergencia, Jacob tuvo un accidente de coche —dijo luciendo nerviosa —. ¡Está bien! —se apresuró a decir —. Solo debe pasar unos días en observación. Habría dejado a los niños con la niñera, pero le dimos vacaciones y yo...

—Cindy, oye, tranquila, por supuesto que cuidaremos de los pequeños engendros —ella suspiró aliviada. Le aseguró que le habría pedido ayuda a Esther, pero ella y su esposo habían viajado a Escocia por motivos de trabajo y sus hijos estaban al cuidado de sus abuelos paternos. —No te preocupes, no me molesta cuidarlos un par de horas o días, y estoy seguro que a AJ tampoco le molestará.

...

La mujer asintió abrazando a Crowley, le entregó una maleta con ropa y juguetes de los niños, antes de despedirse. Era temprano en la mañana, era un día soleado, demasiado perfecto para mantener a los niños en casa. Decidió llevarlos a su cine, el mismo que Aziraphel le había obsequiado y usaba para ir a pensar.

Solo se transmitían películas antiguas de dibujos animados, pero supuso que sería suficiente para distraer a dos niños.

Al final, terminaron en el parque, en el mismo lugar que él y Aziraphale compartían.

Los niños parecían disfrutar de alimentar a los patos con chicharos, poniéndole nombres y pidiendo a su "tío favorito", que les contara una historia sobre ellos y así lo hizo; cuando se aburrieron, corretearon por el pasto ante la atenta mirada de su demonio guardián.

—Tío Anthony, tenemos hambre —protestó Moisés. Su hermano asintió con la cabeza.

Decidió llevarlos a Soho, al café de Nina, no por guardar la esperanza (no es cierto), de ver a Aziraphale. No, por supuesto que no, era solo porque no conocía más lugares donde llevar a unos niños a comer.

Nina no había visto a Crowley desde hace meses y por supuesto no esperaba verlo entrar a su café con dos niños a cuestas. No iba a negarlo, el demonio se veía adorable en compañía de ambos infantes.

—Seis expresos, ¿quiénes son los niños? —fue Moisés quien se presentó a él y a su hermano.

Los infantes eran sorprendentemente bien portados, siempre diciendo por favor o gracias, lo que resultaba gracioso con el niño más pequeño que apenas comenzaba a hablar.

Otra cosa que llamó la atención de Nina, era que los dos eran sobrinos del hombre con el que Maggie y ella lo habían visto anteriormente; suponía que estaba tratando de superar la ruptura con el Sr. Fell.

Y hablando de él...

Aziraphale acaba de ingresar al establecimiento, Crowley lo miró desde que atravesó el umbral; parecía cansado y ojeroso, un aspecto demasiado anormal en seres como ellos. Cuando sus ojos se encontraron, el demonio recordó todo el dolor de sus últimos encuentros.

—Crow...

—¡No! —chilló Kevin cuando Aziraphale se acercó a ellos. El niño estaba sentado en el regazo del demonio —Mío —agregó abrazando a Crowley por el cuello. Aquella acción, tomó desprevenidos a los dos celestiales.

—Lo siento... yo... —no sabía qué más decir. El niño no había actuado de esa manera con ninguna otra persona, solo con Aziraphale.

El ángel comprendió, aun así, parecía dolido.

—Yo... me alegra que estés bien, y.... —hizo una pausa para tratar de disolver el nudo en su garganta —me gustaría hablar contigo, sobre un asunto... celestial.

Crowley gruñó, pero asintió con la cabeza. No quería tener nada que ver con el cielo o el infierno; había pensado en simplemente dejar que lo mataran, que lo torturaran en el poso más profundo del averno o tal vez irse a Alfa Centauri o cualquier otro lugar cuando la vida en la tierra fuera destruida por la ambición de los ángeles y demonios.

Pero...

Miró a Kevin en su regazo, a Moisés tratando de ""leer" el periódico; pensó en los padres de esos niños, en Esther y su familia, en su "madre" Juana y sobre todo en AJ; supo que no podría dejarlos, necesitaba luchar para proteger a sus seres queridos.

—Nos vemos en el parque, en la banca de siempre. Mañana a las 10 —seguramente los niños aun permanecerían en casa, pero AJ podría cuidar de ellos mientras hablaba con el ángel.

A Aziraphale se le iluminó el rostro y asintió frenéticamente.

—Gracias por per...

—No te engañes An... Aziraphale, no te he perdonado. Esto lo hago por mi familia —Crowley tomó a los niños y se marchó. Sería mejor ir a rescatar a AJ e ir a comer a algún otro lado, uno donde el pasado no pudiera atormentarlo.

Aziraphale se quedó ahí. Solo, con el corazón y el alma destrozados una vez más.

Continuará...

Y si te digo adiós...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora