3: Oración de amor

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Jungkook

—Hoy la boda queda en el olvido, no quiero escuchar más sobre flores o invitaciones. Disfruta de tu cumpleaños, mamá —rogó Jungkook mientras veía a su madre ponerse su precioso collar de perlas.

—De cualquier manera, tú no sabes nada sobre bodas. Aunque te dijera algo, no lo entenderías.

Soltó una risa. Su madre había enloquecido en cuanto supo de los planes matrimoniales con Delilah. No paró ni un minuto, y se alivió de manera brutal. Saber que ella estaba de su lado le bastaba para mantenerlo tranquilo.

—Regresó Suzume —dijo. Sabía que le alegraría saber de ella, después de todo, se habían criado juntos—. La vi esta mañana, luce tan diferente. No la reconocerías a primera vista.

—Su padre la echaba mucho de menos. Tú también, hijo —pronunció con calma—. Recuerdo su mirada de bebé cuando llegó aquí. Tu padre se sintió conmovido cuando la escuchó hablar japonés. Siempre ha sido una niña muy hermosa.

—Espero darle la noticia esta noche. Le escribí una carta, pero no creo que la haya leído.

—Dale una invitación para que pueda venir a la ceremonia. Será muy especial para ti.

—Lo haré.

Jungkook estaba nervioso por darle la noticia a Suzume, y no estaba seguro porqué. Ella era su mejor amiga, la única que lo conocía desde que eran unos niños y quien lo acompañó cuando su padre había muerto. Aun cuando la visitó en Paris, supo que el tiempo no cambiaría entre ellos dos.

Salió de su casa con el corazón latiendo a mil, alterando la invitación que descansa en la bolsa de su saco. Saludó a las pocas personas que se encontraban en el jardín, esperando que la fiesta comenzara.

Las fiestas de su madre siempre eran grandes y ruidosas, justo como le gustaban a ella. De pequeño siempre pasaba toda la velada en el solárium que amaba con locura, esperando que todos se marcharan. Pronto creció y se maravilló de todo, no paraba de moverse por todo el lugar y charlar con todo el mundo. Algo que había heredado de su padre.

Una vez se encontró fuera de la casa de Suzume, recordó la última noche de ella en Busan. Estaba tan desesperado por su partida, que ni siquiera se había tomado la molestia de saludar a alguien. Pidió a la banda su canción y esperó a que su mejor amiga saliera. Otra vez se encontraba en la misma situación.

Suzume salió por la puerta principal con un largo vestido blanco, lleno de flores rojizas. Su cabello corto dejaba a la vista su largo cuello, donde se posaba un collar que parecía conocido a sus ojos. Se quedó sin aliento durante un segundo.

—Vestido nuevo —atinó a decir una vez que llegó a su lado—. Te ves preciosa.

—Lo sé, la señora Lee tomó cientos de fotos. Compré este vestido para la cena de graduación, pero terminé usando uno diferente.

—Aún es temprano, debemos dar un paseo por los jardines, sé que los echas de menos —era el lugar indicado para charlar a solas—. Será mejor que traigas contigo un abrigo, olvidas lo frío que es Busan.

—Lo olvidé en la cocina, ahora vuelvo.

Una vez que Suzume se abrigó lo suficiente, comenzó su paseo. A pesar de que se encontraban en pleno invierno, el paisaje lucía precioso. Los verdes campos pasaban a ser blancos durante una temporada, y aunque las flores de su madre desaparecían durante las fechas, no restaba nada.

nunca me dejes ir »Taehyung, Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora