Shattered

004.

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Piénsenlo. . .dijo que les tomo meses hacer suficientemente segura la habitación.

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Tails nunca se imagino que 4 personas pudieran dejar de respirar al mismo tiempo, sus miradas demostraban ansiedad, una creciente euforia y sobre todo. . .un rayo de esperanza. A poco de procesar adecuadamente las palabras dichas por la canina, todo el grupo comenzó a buscar algún punto hueco en las paredes de la habitación; Tangle, con ayuda de Ray, movió la cama hacia el centro de la habitación, buscando algún punto en el techo y cuando menos se lo esperaban, el eco de su golpe se hizo presente, lo habían encontrado, había una forma de escapar de aquella pesadilla.

───── [No puede ser. . .] ───── susurró la lémur con lagrimas en sus ojos, los demás se reunieron alrededor de ella, igual de impactados. ───── P-pásenme algo para quitar esto.

Rápidamente los demás buscaron algún objeto que los ayudase a quebrar la barrera que les impedía su camino hacia la libertad, sin embargo, no encontraban nada y esto comenzó a desesperar a la ardilla. Ray soltaba miles de maldiciones que podrían hacer sonrojar incluso al albañil mas rudo, Whisper intentaba calmarlo pero sin éxito; Tails se alejó un poco del grupo, se dirigió al baño para ver si había algo útil (el único lugar donde no habían revisado aún), allí se encontró la barra metálica que sostenía las cortinas de la ducha, al momento llamó a la ardilla, quien rápidamente comenzó a jalar la barra con ayuda del zorro, tras unos intentos finalmente la sacaron de su sitio, entregándosela a la lémur.

Tangle no espero ni un segundo para comenzar a romper la placa de yeso que cubría la única vía de escape de aquella "prisión" en la que estaban, la loba mando a los dos chicos a vigilar la puerta, atentos a por si aquel extraño erizo volvía. Los dos vigías estaban atentos y expectantes ante la aparición del cobalto, los segundos se hacían eternos y rogaban en silencio que tuvieran el tiempo suficiente para salir todos por aquel lugar, sin embargo, sus plegarias no fueron escuchadas pues atraído por el extraño ruido, el erizo hizo acto de presencia; Tails aviso en un fuerte susurro a los demás, Whisper y Tangle rasgaban aquella placa con desesperación, Ray mantenía todo su peso en la puerta, evitando que el erizo entre.

───── ¿Uhm- chicos? ───── el cobalto se acercó a la puerta de la habitación, pegando su oído a la misma y escuchando los golpes. ───── ¿Qué hacen? ¿Se encuentran bien? ───── coloco la llave en el picaporte, quitando el seguro e intentado entrar pero el peso de ambos chicos le impidió empujar la puerta. ───── ¡Hey, no jueguen, déjenme pasar!

El vulpino agradeció profundamente que no se tratase de Sonic, al parecer quien tenia el control en estos momentos era el niño, Silver, pues si hubiera sido el otro, el peso de Ray y el suyo no sería suficiente para frenarlo.

───── ¡Ya casi, aguanten un poco más! ───── gritó la lémur, eufórica y soltando risas nerviosas.

───── ¡Déjenme pasar, harán que me regañen! ───── suplicó el erizo con aquella voz chillona, siendo ignorado por los presentes pues no cedían. ───── ¡HEY! ───── gritó con molestia, alejándose y tomando velocidad para empujar con el hombro la puerta, aún así, ambos chicos resistían.

Tails pudo ver por el pequeño espacio que tenia la puerta y el marco de la misma como el erizo se agarraba la cabeza con fuerza y pequeñas lagrimas escapaban de sus ojos, pero rápidamente aquello fue reemplazado por una expresión estoica, un escalofrió recorría toda su espina, sabía que Silver ya no estaba tomando el control. Miró a su compañero con miedo, este supo rápidamente lo que quería decir, el sonido de algo metálico cayendo al suelo llamó la atención de ambos, al voltear pudieron ver como la lémur se adentraba al conducto de ventilación, siendo impulsada por la loba; el sonido de pasos llamó la atención de ambos nuevamente a la puerta, el zorro pudo ver por la pequeña abertura como el erizo azulado, con ahora otra vestimenta más formal, se dirigía a ellos rápidamente, entonces colocaron su peso en la puerta nuevamente, sin embargo, la fuerza de aquel erizo los superaba y sin mucho esfuerzo este entró a la habitación.