Capítulo 2

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Después de dos horas de clase, el timbre que indicaba que era hora de receso empezó a sonar por toda la escuela. Como era de esperarse, Yoko era la primera en salir seguida por sus amigas.

— ¡Señorita Sinclair!

La rubia volteó al escuchar su apellido, Thornhill hizo una seña con la mano para que su alumna pudiera acercarse hasta su escritorio.

— ¿Si profesora? ¿En qué puedo ayudarle?

— ¿Crees que podrías darle un recorrido por la escuela a tu nueva compañera?

— Mm bueno...

— Y de esa forma también podrían ir conociéndose.

Wednesday mantenía su cabeza acostada en el pupitre escuchando la conversación que tenía su profesora con aquella rubia que la miraba como si fuera un bicho raro. Estaba acostumbrada a sentir ese tipo de miradas de personas que la conocían pero ¿Ella? Ni siquiera la conocía y tampoco tenía ganas de hacerlo, a menos que le fuera conveniente.

— Está bien profesora Thornhill. —Enid intentó sonar segura de si misma.

— ¡Esa es mi alumna! —la profesora sonrió— Wednesday, te presento a Enid Sinclair, ella será tu guía por hoy día.

— Mucho gusto. —la pelinegra estiró su mano esperando a que su compañera devuelva el saludo.

— El gusto es mío... —Enid devolvió el saludo aunque no se sentía tan cómoda.

— ¡Estoy segura que serán muy buenas amigas!

— "Apenas y nos conocemos..." — pensó Enid.

— "Yo ni siquiera quiero conocerla, pero supongo que me será útil" —Wednesday mostró una sonrisa un tanto torcida.

— Bueno chicas, pueden irse, yo estaré aquí revisando algunos pendientes.

— Hasta luego profesora Thornhill.

Ambas chicas salieron del salón sin decirse ninguna palabra, Enid iba adelante mientras que Wednesday la seguía. Durante el camino la rubia le iba explicando las diferentes actividades que se realizaban en aquella escuela basada en su religión católica, las reglas que se tenían que cumplir, los días en los que oraban, etc etc etc.

— Por lo que veo no eres mucho de hablar. —la rubia tomó una rosa del jardín y empezó acariciarla delicadamente.

— Me gusta el silencio. —Wednesday miraba como un grupo de chicas se encontraban reunidas en el jardín con un libro en la mano o más bien, un diario.

— Ya veo.

— Así que, ¿estás aquí en contra de tu voluntad?

— Por supuesto que no, decidí unirme por cuenta propia, ¿y tú?

— Larga historia... es extraño que quieras hablar conmigo. Es decir, ni siquiera me conoces.

— Y tu tampoco me conoces, pero mira, me estas respondiendo justamente ahora.

— No tengo de otra.

La rubia decidió no prestar atención a lo último que había dicho su compañera. De tanto caminar llegaron al salón en donde algunas compañeras se reunían casi siempre para cantar algunas alabanzas.

— Y como puedes ver, este es el coro juvenil y-

— ¡ENID! —gritó Yoko acercándose junto a Divina.

— Gracias por haberme esperado. —la rubia cruzó los brazos.

— Lo sentimos Nid, es que pensamos que estarías ocupada... —respondió Divina con voz baja.

Sin pecado concebida - wenclairWhere stories live. Discover now