CAPÍTULO 30

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"La venganza, señor Williams"

MEGAN

Siento un calor abrasador en mi rostro mientras luchaba por abrir los ojos. Una luz intensa se filtraba en la habitación, haciendo que cada parpadeo fuera difícil. Finalmente, logro abrirlos con éxito y me encuentro con los rayos del sol que se cuelan por las cortinas entreabiertas.

Me siento en el borde de la cama, sintiendo mi cabeza golpear con fuerza como si estuviera a punto de explotar. Mis manos buscan instintivamente mi rostro, mientras trato de hacer frente al dolor abrumador. Al levantar la mirada, me doy cuenta de que estoy desnuda, y al lado de la cama, Adrien duerme plácidamente boca abajo, ofreciéndome una vista tentadora de su espalda y su perfecto trasero.

«Y que buen trasero»

Mi atención es atraída por el reloj sobre la mesita de noche, mostrando que apenas son las 8:55 AM. Aunque el día apenas comienza, mi cabeza late con fuerza y desearía poder volver a sumergirme en el abrazo reconfortante del sueño.

«Muñeca, espero que nos hagas el honor de acompañarnos mañana para desayunar en el restaurante del hotel, a las 9:00 AM» las palabras de la mamá de Adrien, resuenan en mi cabeza.

Ese mensaje me lo envió anoche, antes de irnos a cenar.

¡Maldición! El desayuno, y apenas faltan unos minutos para las nueve. Me levanto de un salto y llamo a Adrien para que se despierte.

― Adrien...― lo toco llamándolo.― El desayuno.

― Mmm.― murmura somnoliento.― ¿Ya estás pensando en postre a estas horas, pequeña?

― Adrien, tenemos un desayuno con tu familia a las nueve en punto y apenas quedan cuatro minutos.― le recuerdo con urgencia.

― Ven aquí.― me toma de la mano y me tira hacia él para abrazarme.― Dile a mamá que estás enferma o que nos quedamos en la cama y adelantamos el postre.― me sugiere con picardía.

― No puedo hacer eso, ya confirmé que iríamos y sería de muy mala educación cancelar a última hora.

― Lo dice la chica que me dejó plantado en nuestra primera cita.― me dice con los ojos entrecerrados.

― Tus padres son más importantes.― le digo, apartándolo suavemente para levantarme e ir a la ducha.― Así que levántate.

― Oye, eso dolió.― se queja dramáticamente.― ¿Alguna vez te han dicho lo hermosa y sexy que te ves esta mañana?

― No me vas a convencer.― le respondo mientras me dirijo hacia el baño.

― Pero al menos invítame a ducharme contigo, pequeña.

― No, eso solo retrasaría las cosas.― le grito desde dentro del baño.

Me acerco a la ducha y me deshago de mi ropa interior, dejándola caer al suelo. El agua tibia comienza a caer sobre mi cuerpo, y aunque me relaja un poco, el dolor de cabeza provocado por la resaca persiste. Me enjabono el cuerpo rápidamente, termino de ducharme y salgo del baño envuelta en una toalla.

Salgo del baño y veo que Adrien aún está acostado en la cama. Reviso el reloj en la mesita de noche y veo que ya son las 9:07 a.m. Si seguimos así, llegaremos más tarde de lo acordado.

Me acerco hacia él con determinación.

― Adrien, ya pasaron las nueve.

― No me siento con ánimos de ir, muñeca, ve tú sola.― responde con pereza.

― La señora Williams nos invitó a los dos, así que levántate y date prisa en la ducha,.― e insisto.

Con un gesto de desgano, se levanta de la cama y me mira de arriba abajo. Mis mejillas arden al sentir su mirada.

Contrato sin amorWhere stories live. Discover now