CAP 12: ¿DARIAS TODO POR MI?

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Entonces me levante el vestido, y deje ver el pantalón que traía el vestido, y Alex con tono burlón y juguetón me dijo.   

-Con que haciéndome falsas ilusiones eh princesa.

Entonces se arrodillo y comenzó a estirar del pantalón hasta romperlo.

-Le besé y le dije.

-Te gusta romper mis vestidos eh.

-Me encanta, y mas si los he pagado yo.

Se mordía el labio mientras miraba mis pezones, y yo que estaba mas roja que un tomate, con un tono burlón le dije.

-Buenas vistas eh.

-Si la verdad.

Entonces salimos por la puerta de mi habitación, bajamos a recepción y la limusina nos esperaba afuera.

-Bueno pues que quieres hacer, podemos ver las estrellas, ir a un restaurante, o lo que tu quieras.

Dijo como si pareciese nervioso.

-Calla.

Dije mientras me mordía el labio.

-Cállame

-Vale, pero mojaremos todo.

Me sonrió y nos besamos, cuando la limusina paró y nos dejó en un restaurante bastante conocido; nos bajamos y nos sentaron en una mesa, en una terraza, donde solo estábamos nosotros; era muy romántico.

-He alquilado toda la terraza para nosotros, así si te toco nadie me va a juzgar.

-Tu siempre piensas en todo pecas.

Entonces entró el camarero y nos dio unas cartas con el menú; y yo que desde ayer me moría de la intriga le pregunte.

-Alex, ¿te puedo preguntar algo?

-Claro.

-Vale, ¿De que conocías al padre de Alan?

-Trabaja para mi padre; cuando te alejaste de mi, recibí una llamada de mi padre diciéndome que uno de sus empleados tenía un hijo llamado Alan y que si queríamos podíamos ir a su fiesta en la piscina.

-¡Que dices!

-Pues eso, y ya le he avisado que si se vuelve a repetir, tomaré medidas con mi padre.

-Ostia, Alan se debe a ver cagado después de oír eso.

Nos reímos,  y yo con cara de perrito, le pedí que me cumpliera mi sueño desde que era pequeña.

-Oye, ¿me cumplirías un sueño que tengo desde que era pequeña?

-Por ti lo que sea.

-Nos pedimos un plato de pasta y lo comemos como en la Dama y el Vagabundo.

-Me parece bien princesita.

Sonreí y mire las vistas, eran preciosas, una puesta de sol de colores morados y azules como de ensueño.

Entonces vino el camarero y me dijo.

-¿Están listos para pedir la comida?

-Déjeme esperar a mi acompañante, que el paga y quiero que estemos de a cuerdo en lo que vamos a pedir.

-Oye, ¿su acompañante alquiló toda la terraza solo para ustedes dos?

-Si, ¿Por que lo pregunta?

-Debe tener mucho dinero, ¿cierto?

-Ehmmmmm

Entonces el señor me agarro del brazo con mucha fuerza y yo intentando agarrarme a algo tiré una copa de vino, el señor me puso un trapo con burundanga y caí inconsciente.

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