Hanbin era consciente de cómo su cuerpo respondía a los toques de ZhangHao.
ZhangHao reconocía cómo perdía la razón y la lógica cuando tenía cerca a Hanbin.
Ellos sabían de la tensión entre ambos.
Sabían que estaban a un paso de traspasar los límite...
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Matthew llegó a casa más tarde de lo que había planeado. Su auto tuvo varios inconvenientes en el camino y llamar a la grúa por ayuda terminó siendo su única opción. No fue la primera opción, lo admitía. Intentó comunicarse con su prometido más de diez veces, él no atendió ninguna de las llamadas. Matthew quería suponer que estaba ocupado y no que le había ignorado deliberadamente. La sola idea le daba un mal sabor en la boca. No le gustaba pensar en Hanbin como alguien que pudiera evitarlo. Le rompía el corazón.
Sin embargo, entre su mar de pensamientos tormentosos, recibió una buena noticia, eliminando así rápidamente la nube de preguntas sin respuesta sobre la falta de comunicación con su pareja durante ese día. Matt quería gritar de la emoción cuando leyó el mensaje, la confirmación para su cita el día siguiente con la pastelería de sus sueños. Le envío un mensaje a Hanbin, sus dedos temblando de felicidad. Quería que su prometido compartiera su euforia. Ignoró la posibilidad que el mensaje quedara en bandeja como los anteriores.
Él debía decirle inmediatamente.
Hambebé: Lo siento, estoy ocupado. No puedo.
Fue la respuesta que recibió tan pronto presionó "enviar mensaje". Su sonrisa tambaleó un poco, pero se obligó a no perder el buen ánimo. Deslizó su pulgar sobre la pantalla del teléfono, cerrando el chat de su prometido y buscando el de su mejor amigo entre sus últimos mensajes.
Le escribió a Hao, esperando y rezando por una respuesta positiva.
Un minuto, dos. Tres.
La respuesta no llegó antes de que el bus se detuviera en la estación. No tuvo mas opción que guardar el teléfono en su bolsillo, Hao debía estar ocupado también.
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La boca de Hanbin sabía a café y un poco de chocolate. Zhang podía afirmar que el menor había tenido un bocadillo de buenas noches antes de unirse a su pijama improvisada.
Aún atrapado entre los brazos de Sung, y siendo muy consciente de quién estaba debajo de él, no podía detener, ni aunque quisiera, el desenfreno que lo llevaba a comerse la boca del otro. Al comienzo, recién hecho su mal e inadecuado comentario, ambos se miraron en silencio, siempre quedando incómodos luego de divertirse en compañía. Quizás fueron segundos, Hao lo sintió como una eternidad.
