CAPITULO 64 EN LAS ALTURAS

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EVANGELINA

Tenía la polla de Agust en mi boca, él me tomaba del cabello y embestía con fuerza, gruñidos y jadeos salían de su boca, mientras me follaba fuertemente la boca. Me atragantaba y ahogaba con su enorme y gruesa polla.

Esta mañana desperté y ya lo tenía prendido de mis tetas, mientras su polla entraba en mi centro de manera fuerte. Después me dio un gran orgasmo, pero seguía duro, así que me arrodilló frente a él y me metió la polla en la boca. Lo sentía tan profundo que me daban arcadas, me obligaba a respirar, y por mi rostro corrían lágrimas, de lo duro que Agust me estaba follando.

Echaba su cabeza hacia atrás, preso del placer que le estaba dando, yo me aferraba a trasero y clavaba mis uñas en su piel. Me dolía el cuello, por la fuerza que ejercía en su agarre.

-Mira cómo te folla la boca tu hombre. Mi estrella - Dice entre jadeos - Mírame. Quiero ver esos hermosos ojos mientras embisto esa bonita boca.

Lo miro a los ojos, el miel de sus ojos se ha disipado por la pupila que tiene dilatado, su mirada es oscura y penetrante. Su otra mano masajea uno de mis pechos, lo pellizca y jala, retuerce el pezón entre sus dedos. De mi boca corren hilos de babas.

-¡Joder! Evangelina, me estas volviendo loco - Dice mientras sigue embistiendo la boca.

Siento como sus músculos se tensan, como sus bolas se contraen y como su polla se engrosa más. Gruñe y jadea, cierra los ojos y echa su cabeza hacia tras.

-Nena... me voy a correr - Intenta alejarme, pero me aferro a sus muslos para evitarlo.

Siento como el líquido espeso invade mi boca, su sabor se extiende por toda mi lengua, yo no dejo de chupar, hasta sacarle la última gota. Lo veo respirar con dificultad. Yo me alejo un poco y retiro los restos de semen de mis labios con la lengua.

-Rico... - Le digo con una sonrisa.

Lo veo sacudir la cabeza y reírse. Puedo decir que Agust tiene la sonrisa más tierna que haya visto, si tan solo sonriera más, pero siempre vive con cara de querer matar a toda la raza humana.

-Bañémonos... - Dice, mientras me ayuda a ponerme de pie - Vamos a salir.

-¿A dónde? - Pregunto curiosa.

Ya es fin de semana. Pronto tendré que volver a la compañía. Después de hablar hace algunas noches con mi hermano y Agust, decidimos que era hora de darle un escarmiento a mi padre, por lo que no pienso decirle que recuerdo todo lo que me hizo cuando era aún, una niña, sé que me va a costar actuar de forma normal, pero es un sacrificio que estoy dispuesta hacer, si con eso voy a poder hacerle pagar todo lo que me ha hecho.

Con respecto a Richard, aun no sé qué hacer, no puedo cancelar el compromiso, por el momento, me costó mucho convencer a Agust, es tan celoso y posesivo, que cuando le comenté el asunto, por poco la vena de la frente se le explota.

Travix me ayudó a convérselo, debo decir que no fue fácil, pero al final, y a regaña dientes accedió, aunque me toca aguantarme de que siga su compromiso con la estúpida esa.

-A un lugar - Me dice, mientras me da un corto beso en los labios - A la ducha.

Me toma entre sus brazos y camina conmigo. Llegamos a la ducha y me baja con cuidado, abre la regadera y deja que el agua nos empape. Toma el gel de baño y comienza a esparcirlo por mi cuerpo, masajea mis pechos, me lava mi centro. Todo lo hace de una forma tan delicada que es irreal.

Desde que salí de la clínica, le gusta bañarme. Según él me está limpiando como lo prometió. Yo me lo quedo mirando. No me canso de hacerlo, es tan hermoso, sus facciones, sus labios, su nariz, esos hermosos ojos miel que me hacen perder la cordura. Su bien marcado abdomen, sus brazos, su pecho, todo de él es magnífico.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora