Cap. 17. Más hondo.

105 10 4
                                    

Capítulo 17. {Más hondo.}

Desperté, la habitación estaba oscura, pero se podía ver todavía, las cortinas estaban abiertas y podía ver claramente que la lluvia caía. Me senté, extrañamente estaba en la cama, solo en camisa, la falda estaba doblada cuidadosamente al final de la cama, y estaba también cuidadosamente arropada. Miré a todas partes. La mejilla izquierda seguía ardiendo, pero cada vez menos. Finalmente me encontré con John, estaba sentado en el suelo con la cabeza apoyada en la orilla de la cama.

No pude evitar sonreír al ver su presencia, y pensar que él había hecho todo esto. Se notaba muy poco, pero temblaba de frío.

Me moví lentamente y toqué su cabello blanco, parecía un bebé dormido... un ángel. Tranquilo, relajado. Acaricié su suave cabellera incolora. Lentamente comenzó a despertar. Movió la cabeza y luego me miró. Ambos sonreímos.

- ¿Cómo estás?- dijo susurrando.

- Bien- respondí a susurros también- Ven aquí por favor.

John asintió y lentamente se paró del suelo, se quitó los zapatos, levanté las tapas de la cama y John se acurrucó a mi lado, su aroma me llegaba.

- Duerme.

- ¿Sabes qué pasó?

- Quisiera saberlo- John hizo una mueca.

- Jared...- me puse aún más cerca de él y lo abracé- me golpeó.

- ¿Qué?- se puso tenso, iba a sentarse, pero lo detuve con mano- pero...

- Por favor duerme conmigo...

John se quedó mirándome, luego volvió a estar relajado y sonrió. Ambos nos abrazábamos, sentía su calor, su respiración, su pecho mientras subía y bajada, los latidos de su corazón...

Después de un rato ya me había dormido.

Desperté de nuevo, en medio de la oscuridad, no había rastros de John en ninguna parte, me acerqué a la orilla de cama, ni siquiera estaban sus zapatos. Un relámpago le dio luz a la habitación, me estremecí. Miré la ventana y la lluvia caría rápida y desesperadamente. Como si fuera una tormenta. De pronto comencé a sentir frío. Mucho frío. Los huesos comenzaban a dolerme hasta que gemí del dolor.

Una tos seca se había escuchado desde el baño.

- ¿John?- pregunté mientras me paraba de la cama.

Silencio.

Luego el agua de la bañera comenzó a sonar. La luz del baño se había encendido, y la puerta, medio abierta, dejaba ver una silueta alta y delgada.

Ese no es John.

- ¿Quién...- me acerqué a la puerta- es?

Sólo se escuchó un suspiro, que me dio escalofríos. Temblé completa antes de abrir la puerta del baño. Una voz, que se me hacía como el sonido del metal cuando algo con filo pasa rasguñando. Me dolió el oído.

- Te esperaba.

Apreté los dientes y entré en baño, ¿qué más da quien sea?, después de todo... No importa.

Me quedé mirando embobada, más bien, me quedé mirándola, estaba ella sentada en el borde de la bañera, con las piernas cruzadas, desnudas, cuando me vio entrar, sonrió.

- te...

- No hables- la callé mientras tapaba mis oídos.

Ella se limitó a solo sonreír. Apoyó el codo sobre su rodilla y siguiente puso su cabeza sobre su mano, me observada y yo a ella. Sentía que estaba mucho más delgada de la última vez que nos habíamos visto en sueños. Sus costillas estaban tan perfectamente marcadas que podría haber hecho un dibujo anatómico del cuerpo humano, entre sus piernas había un espacio considerable, que se me hacía de unos 7 a 10 centímetros. Su clavícula estaba marcada siempre, sin importar la posición en la que ella se pusiera.

El caballero blanco [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora