Capítulo 5

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MI FELIZ MENTIRA

ya entrada la noche me encuentro descansando junto a la chimenea, mis ojos parpadean turnando la mirada entre las llamas danzantes y la puerta que hay al otro lado de la habitación.

¿porque tarda tanto?

siento que los ojos se me hacen más pesados mientras la madera crepita de fondo.

justo cuando ya empezaba a creer que no podía contenerse más, la puerta se abre de golpe y Derek entra a la habitación

me mira agotado y yo me quedo en silencio.

lentamente se acerca escondiendo algo detrás de él, se sienta a mi lado en el sofá, el fuego proyecta largas sombras sobre su rostro. una mirada directo a mis ojos.

—hola, ¿me has echado de menos?

más silencio, no le respondo.

él voltea los ojos y ríe por lo bajo. mueve ligeramente el cuerpo, se inclina hacia mí y saca la mano oculta, la baja delante de los dos, mostrando un viejo medallón de plata con un corazón grabado. lo pone delante de mí mirándome con expresión divertida.

levanta una ceja, es un reto silencioso a que abra el medallón así que en el constante silencio lo hago.

Desabrocho lentamente el cierre del medallón y abro la tapa, mostrando una foto nuestra de hace años. estamos sentados juntos en el medio del bosque, contemplando la puesta de sol abrazados. parecemos mucho más jóvenes y felices.

Derek sigue mirándome en silencio, sin dar ninguna pista sobre sus pensamientos o sentimientos, como de costumbre.

siento un cosquilleo recorrerme el cuerpo cuando sus ojos se cruzan con los míos.

Alarga la mano hacia el medallón, me lo quita de las manos y se queda mirándolo un momento.

—estaba preocupado— una lagrima traicionera rueda por mi mejilla.

no entiendo porque esto se siente tan irreal pero tampoco quiero pararme a analizar nada.

Derek vuelve a mirarme y se da cuenta de que me enjuago la lágrima. Frunce ligeramente el ceño y deja el medallón sobre la mesa. Me tomó suavemente de la barbilla y me miró a los ojos una vez más.

—no te preocupes, ahora estás a salvo— susurra suavemente. se acerca hasta que nuestras frentes se tocan y coloca una de sus manos en mi mejilla.

—no por mí, creí que te perdía— la expresión de Derek se entristece ligeramente.

se echa hacia atrás y mira el medallón sobre la mesa. tras un momento de silencio, habla con voz un poco temblorosa.

—no te preocupes por mí, puedo cuidarme solo—siento su mano trazando suavemente en mi pierna, lo que hace que mi cuerpo se caliente aún más. noto que Derek me mira fijamente a los labios y el pulso se me acelera.

—creí que no volverías, estaba asustado en serio, Derek

Derek me sonríe, su mano sigue acariciando mi pierna. un choque de realidad me atraviesa pero decido ignorarlo.

se inclina un poco más hacia mí y susurra en mi oído

—no temas, cariño. Ya estoy aquí— me pasa los dedos por el cuello, erizandome el cabello. La luz del fuego baila sobre su rostro, iluminando la intensidad de su mirada.

—te hablo en serio— digo preocupado. Derek se aparta un poco y me mira.

—y hablo en serio cuando te digo que dejes de preocuparte. no debes temer por mi— me sonríe con confianza y vuelve a centrar su atención en el medallón de la mesa. lo toma suavemente y pasa su pulgar por el pequeño corazón.—¿recuerdas ese día?

Mi Amada Rosa NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora