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felix llegó agotado al departamento, notó que minho estaba en su habitación por lo que no molestó. se preparó un sándwich y de paso a su cuarto escuchó sonidos en la habitación de su mayor.

él no tenía le necesidad de espiar, realmente no. porque desde aquella vez, dos semanas atrás que ambos se masturbaron juntos, volvió a pasar. algo íntimo entre ellos, pero no les incomodaba. a felix le agradaba mucho ver como minho pierde el control de sí mismo y se masturba tan locamente, muerde sus labios, los relame, entrecierra sus ojos o arruga la nariz. todas esas veces que estuvieron juntos de esa manera, felix se dedicó a observar al mayor, después escapaba y se masturbaba solo. pero ahora minho estaba en su habitación, solo. sin un vídeo ni nada que lo inspire, él estaba sólo disfrutándose a él mismo y felix murió ahí mismo.

con cuidado de no ser visto él se acomodó en la puerta y observó pacientemente los movimientos de minho, el cómo curvaba la muñeca al llegar arriba, cómo apretaba de más al subir y al bajar se relajaba. el movimiento era tan, hipnotizante. felix se imaginó a él mismo haciéndole eso a minho.

apretó las piernas cuando sintió la necesidad de tocarse y se obligó a aguantar más, él quiere ver más de minho disfrutando tan explícitamente.

cerró los ojos al escuchar esos gemidos tan gloriosos pero se obligó a abrirlos para seguirlo viendo, sus ojos fueron enseguida a esos labios siendo mordidos y jadeó. ama los labios de minho. tan delgados pero esponjosos. seguro deben saber deliciosos, se muere tanto por morderlos él mismo, por lamerlos y chuparlos. cuando minho los muerde quedan tan rojos y se le antojan tanto.

no pudo resistir más y corrió a su habitación para aliviarse solo, se sentía miserable pero sabe que no puede pedirle ayuda a nadie más, felix tiene que mantener su secreto bien guardado, nadie puede saber que él es precoz.

precozOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz