XXV. Alseide

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Sonríeme,
que mi voz caiga cómo velo
y tu faz sea un perfecto cielo
si las nubes, tus mejillas,
se tizan grises por estupideces.
Sonríeme,
así, sonríe mientras lloras
pues si es así, ¿por qué demoras?
refrenar los deseos es también
detener el tiempo que prosigue.
Sonríeme,
pincha mi alma y ciegame,
mi escape y juez, castígame.
Soy destinado a ti por siempre,
siempre y cuando sea contigo.
Acaríciame,
toma mis manos así sea de lejos,
haz de estos añicos mil azulejos
y dame caos entonces
ya que paz sería muy raro.

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𝑬𝒍 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝑳𝒂𝒔 𝑭𝒖𝒓𝒊𝒂𝒔 𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora