Parte 3 El palo

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Hola hija — La saludo con simpatía, pero la miro como un lobo feroz, ese vestido trasparente resaltaba con detalle el voluminoso cuerpo de su hija.

— Pensé que estarían todos dormidos — Se acercó a él con su cuerpo tambaleante, y le dio un beso en la mejilla como saludo.

— No es tan tarde amor, solo que tomaste demasiado y has perdido la noción del tiempo — Cuando se acercó para saludarla se podía oler, alcohol, y mucha mariguana, se enojó bastante con el que la haya contratado esa noche, no solo tuvo sexo con su hija, sino que también la intoxico.

— Si tome mucho, y como sabes no estoy muy acostumbrada, pero quiero seguir tomando hoy, ¿me acompañas? — La joven se acercó al bar de la casa, el cual tenía una gran variante de bebidas.

— Solo una copa, pero luego te vas a la cama, no me gusta verte así.

— Bueno papi, solo una copa — Ella quería olvidar por unos minutos su horrible vida, hacía seis meces que era usada como un simple pedazo de carne por desconocidos, a pesar que con algunos la ha pasado muy bien, con la mayoría no fue así.

Fabian preparo dos tragos fuertes, pero muy ricos, de tantos viernes de fiestas había aprendido algunos trucos, mientras lo hacía no podía dejar de mirar a su hija, él había estado con muchas mujeres y prostitutas, pero su hija le era imposible poner un valor a su cuerpo, era perfecta — ¿Dime si te gusta?

Ella con una sonrisa llevo ese baso a su sensual boca y mirando a su padre a los ojos probo el trago, serró los ojos y luego dijo — Me encanta, está muy rico papi.

Todo eso era mucho para el hombre de cuarenta y cinco años, que su verga se puso dura solo por ver a su hija tomando un sorbo de un trago, con disimuló tapo su entrepierna diciendo — Que bien que te guste, pero solo es ese trago y te vas a la cama.

A los poco minutos la sensual Norma intento ir a la cama, pero su cuerpo se tambaleó fuertemente para un costado, pero su padre estuvo rápido y la pudo sostener — Te dije que no es bueno tomar para vos amor.

Ella paso su brazo por el cuello de su padre también abrazándolo para no caerse, lo miro a los ojos con una bella y grande sonrisa, preguntándole — Me llevas a mi cama, creo que no puedo caminar.

— Claro — No se pudo negar en tener la oportunidad de seguir abrazando un cuerpo tan perfecto, aunque sabía que todo lo que estaba pensando esa noche estaba mal no podía evitar disfrutar de estar tocando a su hija.

La llevo a su cuarto y la recostó con cuidado en su cama de una plaza, ella lo agarro de la mano — Papi duermes conmigo al igual de cuando era chica.

Su verga seguía dura, pero no quería que su hija lo notara, estuvo a punto de decir no, pero las palabras le salieron sola — Claro que sí, me encantaría apapacharte.

— Ven papi — Le dijo con una bella sonrisa corriéndose hacia el costado de la cama para que su padre se pueda acostar, él lo hizo acostándose boca arriba, quería verla lo menos posible y evitar tocarla, pero ella se dio vuelta y lo abrazo — Buenas noche, te quiero mucho — Con la seguridad de que su padre este cerca la joven Norma se durmio muy rápido.

Fabian le costó mucho dormirse, estaba incomodo, podía sentir una de las tetas de su hija pegada a su pecho, si estiraba un poco la mano podía tocar las nalgas o la vagina de su hija a placer, pero él era muchas cosas, pero jamás tocaría a su hija sin su permiso, usando todo su auto control se durmió.

Al salir el sol Fabian estaba despierto, él estaba acostumbrado a dormir poco, cosa que agradeció en ese momento, ya que pudo estar un rato largo acostado mirando a su hija con ropa trasparente y como los rayos del amanecer reflejaban en su bello rostro.

Se levanto con cuidado para no despertarla, era domingo, podía dormir hasta tarde, en cambio el aprovecharía para desayunar tranquilo para luego ir a ver el partido de hockey de su hija Sofia, y de paso podría acercarse más a Micaela si tenía suerte.

Él quería llevar a Sofia al partido, pero la pasaba a buscar dos amigas más y se irían juntas, las tres llegarían al partido juntas, eso le dijo cuando la despertó, al acostarse tarde le costó levantarse a la joven morocha.

Con la negativa de su hija de lavarla a la cancha decidido ir solo en su auto, su mujer también iría, pero ellos se llevaban muy bien mientras están bien alejados, cuando llego se estaciono a lo lejos, porque era muy temprano, casi no había nadie, solo un auto que pensó que era de alguien de seguridad, pero estaba muy equivocado.

Puso música suave para que se pase el tiempo y llegue la gente, en ese momento se dio cuenta que había personas en el auto solitario, y ese auto se movía hacia los lados, sabiendo el significado de ese movimiento fijo la mirada con más atención, no pudo ver mucho porque estaba demasiado lejos, aunque si distinguió a las personas cuando se bajaron del auto, era el entrenador del equipo de hockey y Micaela que se bajó acomodándose la ropa.

No era lesbiana, pensó mientras envidiaba al entrenador y sonreía al mismo tiempo, había encontrado algo que usaría a su favor para someter a la hija de Bruno, los dos culpables del echo jamás se dieron cuenta que Fabian había llegado o su auto, estaban en pleno acto cuándo el llego.

A la media hora recién llego otro auto, y así de apoco el estacionamiento se llenó al igual que la cancha, el equipo de hockey de Sofia era muy popular siempre estaban entre los mejores, aunque nunca habían podido salir campeón. Los hombres disfrutaban de un lindo deporte, pero también de ver a las amigas de sus hijas, y en el caso de Fabian de su hija también.

Las jóvenes entraron a la cancha, la capitana era Micaela, pero siempre lo fue así que no pensó mal de ella que se lo había ganado de otras forma, a pasar los minutos los cuerpos sudados de la jóvenes eran lo mejor que había en el partido, ya que ningún equipo se sacó diferencia y terminaron cero a cero, esa semifinal se definiría de visitante, las jugadoras se fueron cabizbajas no así los hombres que disfrutaron de un buen espectáculo de piernas y nalgas.

Sofia no solo estaba enojada porque empato, sino también porque se le rompió su stick, más conocido como el palo de hockey, Fabian había aprendido con el tiempo que las victorias como las derrotas se disfrutan con el equipo, la familia tiene que esperar su momento para festejar o consolar.

Sofia estaba mirando su stick quebrado, con tristeza, pero Fabián se acercó para decirle — Amor no te preocupes, te comprare uno nuevo antes de la próxima semifinal.

— Gracias papi — Le regalo una bella sonrisa — pero este lo tenía desde que empezó el campeonato, sentía que me traía suerte.

— No seas tonta amor, la suerte no existe, ganaban no por el stick sino porque todo el equipo entrena mucho, y hoy empataron porque están jugando una semifinal con el último campeón.

— Gracias papi — Lo abrazo y le dio un beso en la mejilla.

El no perdió oportunidad para abrazarla, para sentir el calor corporal de su hija, y apretar esa diminuta cintura, luego de eso la joven Sofia se fue a las duchas, lugar que Fabian no podía acompañarla.

A pasar las horas Fabian le escribió a Micaela con la excusa de preguntarle, donde se conseguían los mejores stick, que quería comprarle uno a su hija, pero que sea una sorpresa, ella le respondió que el mejor lugar era una fábrica, aunque estaba a ocho horas de viaje en auto — Gracias, mañana me iré de viaje a comprar uno ¿quieres ir?

La joven Micaela se le alegro el corazón, ir junto a Sofia a un viaje que durara dos días y una noche — ¿Los tres?

— No, Sofia tiene que ir a la escuela, además es una sorpresa para ella, si acepta vamos solos.

Micaela a sus dieciocho años de edad ya había entendido que los hombres piensan solo en sexo, si fuera otro hombre no aceptaría, pero Fabian era el mejor amigo de su padre — Si me encantaría acompañarlo, pero no le diga nada a nadie ya que no me dejaran faltar a la escuela, les diré que me quedare dormir en lo de una amiga — Los ojos verdes de la joven brillaban de felicidad, ir a conocer la fábrica de stick era uno de sus sueños, aunque no savia que se encontraría con mucho más que unos palos de hockey.



Continuara...

La Prostituta de mi HijaWhere stories live. Discover now