27. LA MANSIÓN

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Tenía miedo de lo rápido que Emilio se estaba tomando todo. Estoy muy seguro de que por su mente ya quería que fuera su novio. Sentía terror de que no aprendiera nada sobre lo anterior. Nuestra discusión solamente fué una estupidez que inició con Emilio queriendo que viviera en su casa. Sé que cualquiera hubiera dicho que sí, pero realmente yo no me sentía cómodo viviendo en lugar que no era mío, además, tener la oportunidad de vivir en la universidad no se dá siempre. Pero ver a Emilio... tan mal, me rompió muchísimo. Haría cualquier cosa por no volver a verlo así. Sus ojos, su rostro, por un momento tuve miedo de que no volviera a ser Emilio. Sé que Emilio veía nuestra salida de hace unos días cómo una cita, y me gustó, pero no era el momento de tratar de recuperar lo nuestro. Era momento de que Emilio volviera a ser él, y se recuperara. Por eso, sólo le sugerí vernos los fines de semana. No quería volver a crear esa dependencia.

— Emilio me alegro muchísimo de que hayas avanzado con la doctora Muller.

— Ella dice que es bueno que hable de mis sentimientos. Pero la gente se reirá de mí, Joaquín.

Llevábamos hablando varios minutos por llamada.

— Lo importante es que tú te sientas mejor, Emilio. No importa si los demás se ríen.

— Pero...

— Espera — lo interrumpí cuándo sentí la puerta de la habitación ser abierta.

— Hola, Joaquín — saludó Brandon.

— Hola, Brand.

— Uh... perdón, no ví que estabas en llamada — se disculpó y entró de forma sigilosa. Sonreí al verlo entrar de puntitas.

— Ahora sí, Emilio.

— ¿Es tu compañero? — preguntó ahora.

— Sí.

Hubo unos segundos de silencio.

— ¿Emilio, estás?

— Sí — respondió segundos después —. ¿M... ¿Me sigues queriendo? — preguntó en voz baja.

— Emilio... — suspiré —. Sabes que sí, pero debes tomar las cosas con calma. ¿Sí? Primero tu salud.

— Pero yo estoy bien si estás conmigo.

— Así no funcionan las cosas, Emilio... Pasaste... Pasamos —corregí —, por mucho, y debemos tomar un tiempo antes de retomar todo.

— Te... te extrañé mucho, Joaquín.

— Me alegra volver a hablar.

— La doctora tiene razón. Se siente bien hablar de los sentimientos.

Sonreí.

— ¿Ves? Ella está para ayudarte.

— Sí.

— Bueno, te dejo, debo seguir estudiando.

Nos despedimos mutuamente y colgué.

— ¿Un viejo amigo? — inquirió Brandon.

— Un exnovio, para ser exacto.

Brandon asintió. Seguí estudiando y luego charlé un poco con Brandon. Seguía diciéndome a mí mismo que Brandon se exigía demasiado. Llegaba muy cansado del entrenamiento, y tenía muy poco tiempo para estudiar. Y debía esforzarse demasiado.

— ¿Volverás con tu ex? — preguntó horas después, cuándo ya había despertado de su siesta.

Lo miré varios segundos.

GRINDR // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora