Capítulo 20 | Cielo y Tierra

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Bianca Ackerman

¿Por qué sigo en este lugar?

Estábamos todos aquí, y de repente los demás desaparecieron.

— ¡Eren! ¿¡Por qué me dejaste aquí!? —

Buscaba en todas direcciones, tratando de encontrar a mis amigos, pero estaba completamente sola.

— ¡Da la cara Eren! — no importa cuánto lo llame, el maldito no aparece.

Comencé a caminar, viendo si quizá, alguno de mis amigos estaba todavía aquí, pero en otra parte.
A lo lejos distinguía el árbol central de luz, donde hace poco vimos a Eren y esa niña pequeña.

Ahora solo estaba la niña. De pie, inmóvil, mirándome.

— Tu eres la única que tiene el suficiente poder para detenerme. — escuché la voz de Eren a mis espaldas.

Al voltear, me encontré con el, pero no era el niño pequeño que habíamos visto.
Era el Eren que yo recuerdo, el chico alto de ojos verdes, de 19 años de edad. Aunque ahora parecía un vagabundo, con todo el cabello largo y la barba un poco crecida.

— Eren, detén esto. —  ordené.

— No. —

— ¡Detén el Retumbar! ¡Ya nada de esto es necesario! ¡Tendremos libertad! Podremos... vivir en libertad... Por favor... Eren... — comencé hablando fuerte, pero al final terminé suplicando.

— Creí que cuando hablamos en Stohess, me habías comprendido. Pero ya veo que no fue así. — Eren en cambio, hablaba muy serio, y casi sin ganas.

Tenía la misma expresión que cuando hable con el en esa celda. Apagado, devastado.

— Si te había comprendido Eren, pero luego... — empecé a explicarle.

— Lo sé, apareció el maldito Mandíbulas y te apartó de mi. — habló interrumpiéndome con algo de enojo.

El en verdad me quería a su lado en estos momentos. Y seguramente para no cargar con todo esto el solo.

— No Eren, el no me aparto de ti. El me hizo entender que este no es el camino correcto. ¿Es qué no te importamos nosotros? ¿No te importa lo que pensemos? — pregunté. Lentamente acorte nuestra distancia.

Eren seguía inmóvil y firme en su sitio.

— Todo lo hago por ustedes, por ustedes y por Paradis. — continuó.

— Y nosotros estamos aquí por ti. — repliqué yo y le sostuve una mano. — Te queremos, Eren, queremos que regreses con nosotros. —

Su mano estaba fría, y a pesar de mis palabras afectuosas, el no cambio de expresión.

— Ustedes son libres de hacer y luchar por quién quieran. — contestó, pero no me apartó y ni devolvió el apretón de manos. Era como si no le importara.

Eren... ¿Por qué no reaccionas?

— ¿Qué pensaría tu mamá, Eren? — pregunté, capaz que mencionándola a ella, funcione.

— Mi mamá está muerta. No puede pensar nada. — respondió rápidamente.

Eren no cambiaba su expresión ni temblaba al hablar. Estaba  completamente seguro de lo que está haciendo.

— ¿En serio prefieres morir, a quedarte con nosotros Eren? Mikasa te está esperando, espera que regreses con ella. — mi último recurso, Mikasa.

Sé que tienes sentimientos por ella. Vamos Eren... Colabora un poco conmigo. Sé que sigues ahí... Sé que ahí está el chico que conocemos todos.

Cicatrices en MarleyWhere stories live. Discover now