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𝑮𝒊𝒂𝒚
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— vas vos. —me señala Tomás riendo.

— ¿Tan rápido? ¿No iba Lu? —pregunte agarrando los dados.

— no, no pienso pagar para salir de la cárcel. —ríe Luana.

Me reí negando, estábamos jugando al monopoly con las chicas. A diferencia de la tarde soleada que habíamos tenido hace un par de días atrás, hoy era todo lo contrario estaba lloviendo y el día horrible.

Teníamos pensado irnos a pasear a algún lado, pero el clima nos cago todo y decidimos quedarnos en casa jugando a esto.

— ¿Vas a seguir agregando casitas gordo? —le reclama Valentina a Tomás.—, Nos querés dejar secos.

— así es la vida, el que puede, puede. —le da un beso, Luana y yo nos miramos

— dale pollera, juga rápido gato. —le pegué en la cabeza.

— con calma.

Seguimos jugando, Luana estaba haciendo mates y también habían hecho tortas fritas, a mí no me salia nada de cocina, se habían encargado ellos, yo solamente puse casa.

El que terminó ganando en el juego fue Tomás, el hijo de puta tenía casi todas las propiedades. La lluvia no paraba lo peor de todo, estaba para dormir una siesta, estoy que los echo y me tiró a dormir.

Valentina y Tomás estaban en la cocina en un intento de hacer pochoclos para que veamos una película de terror. Luana y yo nos estábamos encargando de buscar la película de terror en teoría.

— ¿La monja 2? —le pregunté sonriendo.

— esa esta en el cine bobo. —me mira obvia.

— por eso, ¿Qué te parece si está noche vamos a verla? —me hice el canchero y ella me miró sorprendida ahora.

— ¿Decís? —arquea una ceja y yo le guiñe el ojo.—, ¿Con los chicos?

— por lo que me contó Tomás ya tienen planes. —hice hombritos mientras le dedicaba una sonrisa.

— ¿A qué hora tendríamos que ir? —sonríe.

— 21:30 te pasó a buscar ¿Te parece?

Asiente con la sonrisa intacta, empezamos a sentir olor a quemado y nos levantamos preocupados, ¿Qué carajo hicieron?

Fuimos hasta la cocina rápido, para encontrarnos con mi amigo y la novia quejándose, habían quemado los pochoclos, estaba lleno de humo todo y había un olor.

— ¿Qué tan inútiles son para quemar POCHOCLOS? —pregunta Luana agarrando un repasador.

— ¡Mi cocina! —me queje mirando a mi amigo.—, ¡La olla que le robe a mi vieja!

— nos descuidamos dos segundos. —se excusa Valentina.—, Perdón, perdón.

— que iba a saber yo que esas mierditas se iban a quemar. —dice Tomás tratando de sacar los pochoclos de la olla.

𝗔𝗱𝗱𝗶𝗰𝘁𝗲𝗱|ᵃᵍᵘˢᵗⁱⁿ ᵍⁱᵃʸWhere stories live. Discover now