21- Al menos uno.

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Mientras un ambiente raro se instauraba en la merienda de aquellos jóvenes primos, un rubio hasta arriba de trabajo decidió que era el momento adecuado de tomarse sus ganados cinco minutos de descanso.

Se quitó el delantal y salió por la parte de atrás del local. Sacó su teléfono y comenzó a ver unos tiktoks sin importancia. Dio un trago a su colacao, es gracioso que a una persona que trabaja en una cafetería no le entusiasme mucho el café. Casi se le salió el corazón del pecho cuando vio una llamada entrante del mismo número noruego de antes.

Descolgó la llamada en seguida. —¿Si? Al habla Rubén Doblas.

¿Rubi? —Se escucho la voz de su hermana desde la otra línea.

¿Qué te ha pasado Ani? —Se le escucho algo decepcionado.

Porque si, ellos se apodaban con su nombre, pero acabado en I.

Lo de siempre... —Suspiró levemente cansada. —Ya estoy en planta, pero no sé qué plan tienen los médicos ahora para mi.

—Ahora me lo contarán a mi, no te preocupes por eso ni por nada. —Intentó tranquilizarla.

Si tú lo dices. —Se escucharon unas voces de fondo. —Te paso con la asistente social.

El rubio espero algo nervioso, a ver si escuchaba la voz de la chica.

Buenas tardes Rubén. —Saludo la joven chica.

Hola Ada, ¿qué tal todo? —Hablo con confianza, porque después de todos los problemas familiares, siempre era Rubén quien se encargara.

Bien, ¿quieres que te cuente todo o lo esencial? —Preguntó limándose las perezas.

Lo esencial, estoy en el descanso y estamos hasta arriba de trabajo.

—Verás, la vamos a meter en un centro de rehabilitación. Es el instituto clínico de Okern, en Oslo. La mandarán en unos días y estará allí entre un mes o dos meses. —Se oyó como la chica movía los papeles. —Lo malo es el precio. Es cara, muy cara.

—¿Precio? —Suspiró levemente y se pasó una mano por el pelo.

A la semana serían 5000 coronas. —En ese momento, Rubén sintió que su vida salía.

Es carísimo, ¿no hay otro más barato?

—He preguntado en todos los centros de la ciudad, pero entre que están llenos y otros rechazan a tu hermana. —Suspiró levemente. —Te pasaré el contrato y los datos mejor. Por cierto, tendrás que venir en unas semanas a verla.

—Okey, muchas gracias Ada. —Colgó la llamada en seguida frustrado.

Esta mierda si que le había venido grande. Puede soportar ser famoso. Puede soportar tomarle nota a su ex novio todos los días. Puede soportar compaginar el trabajo con la universidad. Pero lo que no puede soportar es tener que sacar 420€ semanales más. Se pasó las manos por la cara frustrado y estaba a punto de echarse a llorar cuando vio como su compañera salía a decirle que necesitaba ayuda. Suspiró levemente y entró de nuevo.

Por otro lado, nos encontrábamos al moreno terminándose su frappuccino mientras revisaba sus últimos papeles del día. Estaba cansado, había tenido un día bastante largo, pero por fin llegaba el final del día, lo estaba tocando con la yema de sus dedos.

Lo estaba.

Toda la tranquilidad que había conseguido se fueron al carajo cuando su abuelo entró por la puerta, sin llamar, hecho una furia.

Del revés || rubegettaWhere stories live. Discover now