👑 ¿Dónde estoy? 👑

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Dongmin había luchado mucho en su vida para lograr todo lo que había hecho. Se graduó de una prestigiosa universidad y sacó las mejores notas de su clase.

Se inscribió en un dojo en el cual pasó mas de seis años entrenado, era un peleador experimentado que podría derribar a un rival mucho más grande que su propio tamaño. También era un chef, un gusto que había heredado de su madre era el gusto por la deliciosa comida.

Era feliz por primera vez en mucho tiempo, después de todos esos problemas y la depresión en la que había caído, los abusos de su padre, la muerte de su madre, el no encajar por completo en la sociedad.

Gay, Dongmin sabía que era gay después de que vio a su amor imposible jugando al básquetbol. Jungkook, aún recordaba su nombre, el maldito bastardo que solo usó cuando se dio cuenta de que le gustaba.

Solo para después ser desechado como basura, y su vida de la preparatoria fue un infierno. No hubo un solo estudiante que no supiera que solo fue una puta abre piernas para uno de los grados altos, varios acosadores estuvieron a su espalda, tratando de hacerle daño.

Fue por esa razón que tuvo clases de karate. No quería ser débil, quería poder defenderse de los agresores que pudiera tener, aunque su padre no fue uno de los agresores a los cuales podía defenderse.

Siempre había sido un hombre alcohólico, y su madre solo se había casado con él porque había terminado embarazada, ninguno de los dos estaba feliz con ese matrimonio, pero nunca se atrevió, quizás si era un cobarde.

Estaba casi entrando en la universidad cuando su madre murió, y su bastardo padre al fin tuvo la oportunidad de echarlo "de su casa", no pudo antes porque el lugar estaba a nombre de su madre, pero sin ella, ya no había nada que lo pudiera detener.

Por suerte sí pudo conseguir una beca en la universidad y le dieron una habitación en el campus.

Después de eso todo fue una montaña rusa de emociones, tanto altas como bajas.

Aunque su poca confianza en sí mismo le hizo sufrir más bajas que altas. Sin embargo, por primera vez en su vida, la suerte le sonreía, tenías una pequeña casa propia, un buen trabajo con buen sueldo, ahora solo debía tratar de encontrar a su media naranja.

De todas formas debió suponerlo, sabía cientos de veces que las cosas nunca salían como él quería, cuando era más feliz algo siempre ocurría y arruinaba todo, debió prevenir que las cosas se derrumbarían de entre sus dedos en cualquier momento.

Las luces de un auto a alta velocidad que iba hacia él, era el peor escenario que jamás imaginó. En un segundo, todo se volvió blanco y el cielo se miraba muy borroso, que se fue oscureciendo poco a poco.

"Quisiera ser feliz por primera vez en mi vida sin que nada me perturbase"

Fue lo último que pensó, oyendo las sirenas de las ambulancias que se acercaban. Ni siquiera pudo ver el rostro del paramédico que se le había acercado, su cuerpo cedió y colapsó en la inconsciencia.

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-Agh, me duele todo, ¿acaso me atropelló un camión? -Dongmin murmuró sintiendo su cuerpo con los mil dolores del demonio.

Se removió sintiendo su cuerpo sobre algo suave, muy suave, como una cama muy cómoda. Su nariz también se sentía rara, había un aroma que lo tenía abrumado, nunca había olido algo así en su vida.

Al sentarse sobre la cama sintió como sus caderas punzaban de dolor, un dolor insoportable que le carcomía hasta en las entrañas.

"¿¡A quién carajos se le olvidó la vaselina!?"

Pensó molesto, no era tan idiota como para no preparar su retaguardia a la hora de estar con alguien, la única forma de que algo así llegase a pasar sería que estuviera en una borrachera nivel Dios. Aunque no se había emborrachado desde hace mucho, y no hacía falta explicar la razón.

Dongmin resopló enojado, talló sus ojos y parpadeó mirando el lugar. Se los volvió a tallar y después de dio una pequeña cachetada en el rostro.

-¿Q-Qué carajos...? -murmuró el chico al ver la gigantesca habitación en la que se encontraban, todo parecía hecho de rocas talladas de manera muy fina.

Además, habían decoraciones que solo había visto en pinturas de la edad media en los museos, incluso la habitación tenía una chimenea.

Armarios elegantes, mesas y otras muchas cosas que jamás había visto y que no conocía. Dongmin miró a la cama, más bien toda ella, era enorme, la cama más grande que jamás había visto en su miserable vida.

Lo que más lo sorprendió fue ver una mata de cabellos amarillos en la cama, estaba a medio tapar con una manta y le daba la espalda. No conocía a nadie así, y tenía curiosidad por ver quién era.

Así que, ignorando todo lo que pudo el dolor en su cuerpo, gateó hacia él, pasando una mano sobre su cuerpo para rodearlo, no sabía si tenía un sueño profundo, pero aún así era cuidadoso.

Cuando parte de su cuerpo estuvo al otro lado de donde estaba el rubio, y pudo verlo con claridad se quedó algo pasmado. Era infernalmente atractivo, su rostro delineado y relajado por el sueño, el cabello rubio caía un poco por su frente, admiró los músculos que estaban a la vista.

"Bueno, viéndolo bien, si me dejaría destrozar por alguien como él."

El pelinegro pensó con algo de atrevimiento, aparte de guapo estaba muy en forma, quizás era los tipos "salvajes", a los que les gustaba rudo, y no se quejaba mucho de eso.

No se dio cuenta cuando sus dedos se paseaban por el rostro del desconocido. Quizás le pediría una segunda cita, esta vez sí recordaría todo lo que harían, y además, le preguntaría también en donde estaban, el lugar parecía un sitio turístico caro.

Casi se asustó cuando unos ojos azules intensos se abrieron, no fueron exactamente el color que les asustó, sino que sus pupilas se rasgaron como las de un gato cuando los estuvo un momento abiertos,

-¿Qué crees que estás haciendo, principito? -esa voz ronca le envió más de un escalofrío al cuerpo, no pudo evitar ladear su cabeza confundido por ese apodo, y además, un aire fuerte de aromas le golpeó en la nariz que casi se la hizo arrugar-. ¿Acaso busca más diversión?, aunque anoche parecías solo un muñeco sin vida.

-¿Eh? -Dongmin ahora estaba más que confundido, chilló cuando el rubio lo movió rápidamente pegando su espalda contra la cama, con él posicionado sobre su cuerpo.

-No te hagas el desentendido, principito, bien si es lo que deseas yo cumplire con lo que quieres -murmuró el rubio acercándose peligrosamente a su rostro, el menor se sentía de alguna manera sometido con su mera presencia, eso le confundía en muchas formas.

Unos golpes a la gran puerta del lugar le hicieron espabilar.

-¡Majestad, lamento interrumpir su mañana, pero el desayuno estará servido en el comedor principal en unos minutos! -una voz femenina sonó al otro lado de la puerta, y Dongmin sentía que su cabeza iba a explotar.

-¡Lárgate, estoy muy ocupado en este momento como para que jodas, no me hagas salir a matarte! -el rubio gritó haciendo que el pelinegro se tensara, incluso sentía su cuerpo temblar un poco-. Ahora sí, ¿en donde estábamos?

El rubio se volvió hacia él, mirándolo con una sonrisa depredadora, podía escuchar los pasos apresurados al otro lado de la puerta, alejándose con rapidez.

"¿En qué mierda me he metido?"

Era solo lo que su mente se repetía una y otra vez buscando la salida de esa situación tan extraña.

No es mi mundo | BINWOOWhere stories live. Discover now