👑 Extraño 👑

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Dongmin tenía un dilema, no sabía dónde estaba, no sabía quién era la persona que estaba sobre su dolorido cuerpo. No tenía idea de porqué alguien había gritado al otro lado de la puerta llamándolos a comer y el término de "majestad", sonaba a algo sacado de una película.

—¡E-Espera, espera! ¿¡Que haces, no ves que me duele todo el cuerpo!? Eres una bestia —el pelinegro chilló, tratando de apartar al rubio con sus manos, aunque sus brazo se sentían más débiles de lo normal.

—¿¡Ah!? ¿A quién llamas bestia principito? Eres mío y es tu deber darme tu cuerpo cada vez que se me pegue la regalada gana —el rubio parecía posesivo, agarrando sus piernas y abriéndolas hacia él.

Oh no, no lo haría ya había lidiado con un par de personas asía antes no se volvería a dejar tratar como objeto, si ese tal "majestad", piensa que lo tiene fácil con él, pues estaba muy equivocado.

—¡Escuchame, animal! —Dongmin ni siquiera supo de dónde había sacado fuerzas, quizás fue el enojo y la rabia de no ser escuchado y no hacerle caso a su opinión.

Pero terminó por darle un rodillazo al mayor en una de sus costillas, también le dió un golpe en la cara y terminó por echarlo de la cama al suelo. El menor vio la expresión sorprendida del desconocido, quien parpadeó un par de veces tocando su mejilla lastimada.

—¡Escucha bien un par de cosas que no te lo diré de nuevo! No soy tu maldito juguete, ni siquiera recuerdo bien lo que pasó anoche, pero tendré que dejarte claro que no soy una propiedad para que me llames tuyo de esa forma. Soy una persona con derechos y si no quiere más, déjame tranquilo o voy a patear tanto tu trasero que después no podrás sentarte —no solo estaba molesto, estaba furioso, y tenía ganas de darle al rubio una patada en la entrepierna por ser tan idiota.

Aún con dolor en su cuerpo, se mantuvo firme, mirándolo fijamente con determinación. Sin embargo, se tambaleo al sentir el aire pesado, no sabía que era, pero era un aire nuboso y a la vez dulce que le hacía alzar un poco la nariz para olerlo mejor.

¿Qué era eso? No tenía ni idea, pero de pronto se sintió más pequeño de lo normal cuando vio al mayor levantarse del suelo con una sonrisa en la cara, sus ojos parecían brillar de una forma oscura.

Pero, temblando un poco y sintiéndose vulnerable, aun así, mantuvo su mirada firme ante él.

—Aún cuando tiemblas como un estúpido conejo me retas, me gusta —pareció complacido, como si le hubiera dado algo bueno, o un regalo.

¿Acaso estaba loco y no entendía lo que le decía? Menudo pervertido. Dongmin no pudo evitar bajar su mirada por el cuerpo del extraño, era puros músculos, un perfecto abdomen con seis chocolatinas que bajaban en fila hasta su delineada pelvis.

Pero, lo que le dejo en shock y lo avergonzó sobre manera fue ver a un monstruo, erecto y colgando entre las piernas del rubio.

—¿¡Me vas a decir que esa cosa estuvo dentro de mi anoche!? —el pelinegro chilló avergonzado y asustado.

No mentiría si dijera que esa enorme polla podría compararse con su antebrazo incluso en el grosor. Ahora entendía porqué su trasero dolía como si no se hubiera puesto vaselina.

—¿Quieres probarlo de nuevo para que compruebes cómo entró perfectamente? Puedo oler tu excitación principito —en definitiva, era un animal pervertido.

Dongmin no sabía que decirle, tenía sentimientos encontrados en ese momento, por una parte sentía que su vida corría peligro e iba a ser partido a la mitad.

Otra parte suya, que no conocía, estaba gritando y rasguñando en su mente que se sometiera, quería esa larga y gruesa extensión dentro suyo.

—Me dolerá más... —murmuró con ese miedo, si le dolía ahora ¿quien le aseguraba que su cuerpo no le dolería peor?

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