36. CARRERA CONTRA EL TIEMPO

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Mark yacía tendido en el suelo, aturdido y desorientado, mientras Lucía luchaba por hacer que recuperara el conocimiento. Después de varios intentos desesperados, Mark finalmente abrió los ojos, confundido por los eventos recientes. A su alrededor, el caos y la actividad frenética de los paramédicos llevándose a los heridos en camillas de mano se desarrollaba en un torbellino de movimiento y ruido.

Lucía le preguntó con preocupación si se encontraba bien, pero su voz apenas parecía llegar a él, como si estuviera en un estado de enajenación temporal. La delicada voz de Lucía rebotó en su cabeza formando ecos, mientas él parpadeaba repetidamente para recuperar la vista.

—Estaré bien cuando Zoé lo esté —respondió en voz baja ante la insistencia.

Justo en ese momento, los paramédicos que llevaban a Zoé, pasaron frente a él. A pesar de tropezar en varias ocasiones, Mark se puso de pie y siguió junto a ellos, sin apartar la mirada ni por un segundo.

—No puede ser. ¿Te encuentras bien, amor? —preguntó con lágrimas en los ojos.

Zoé no respondió nada. Su estado delicado se lo impedía. Eso y también el constante recuerdo del video que Bryan le había mostrado.

Eva decidió darle el espacio necesario a Mark y se mantuvo a cierta distancia, dejando que el momento fuera de ellos dos.

Mientras todos avanzaban hacia la salida del bosque, pudieron divisar varias patrullas y un par de ambulancias estacionadas junto al auto rojo. El camino de regreso al hospital se sentía interminable, con los paramédicos luchando denodadamente por mantener estable a Zoé, cuyo cuerpo estaba cubierto de heridas que seguían sangrando sin cesar.

Mark se aferró a la mano de Zoé con firmeza, su mirada se clavó en ella mientras su preocupación se reflejaba en cada gesto. Eva, al notar el estado físico y emocional de Mark, le preguntó con inquietud si se encontraba bien. Él, sin apartar la vista de su amada ni por un segundo, respondió con enojo:

—Estoy bien. Ya basta de esa pregunta.

En medio de la agitación, se podían escuchar fragmentos de conversaciones entre los paramédicos, quienes discutían apresuradamente el estado crítico de la rubia y los procedimientos que estaban llevando a cabo para estabilizarla.

—Necesitamos otro torniquete rápido en esta herida aquí. ¡Rápido, rápido! —exclamó uno.

—Su presión arterial está cayendo. Necesitamos más líquidos aquí. ¡Más! —le contestó el otro.

—¿Está respirando con normalidad? ¡Necesitamos asegurarnos de que llegue con vida! —dijo el primer paramédico.


El equipo médico llevó a Zoé directamente a urgencias en el hospital, donde el jefe de traumatología junto con otros cuatro médicos se pusieron en acción de inmediato. Zoé estaba en un estado crítico debido a las múltiples heridas de cuchillo y los vidrios rotos, así como con posibilidad de hemorragias internas por la caída. Algunos fragmentos de vidrio todavía estaban incrustados en su cuerpo. Los paramédicos no los habían retirado para no empeorar su situación.

—¡Rápido llévenla a trauma uno! ¡Preparen una unidad de sangre O negativo! Necesitamos comprobar el tipo de sangre de la paciente a la brevedad —dijo el jefe de trauma.

—Tenemos una hemorragia importante en la herida abdominal. Vamos a necesitar suturas y clips. ¡Rápido, la presión arterial está disminuyendo rápidamente! —exclamó uno de los médicos internos—. ¿Qué le pasó a esta pobre chica?

—Una historia trágica. Cayó desde un segundo piso, más bien, un loco la arrojó —respondió uno de los paramédicos—. Tenemos otra llamada, nosotros nos retiramos.

FriendzoneadoWhere stories live. Discover now