La Lucia de antes

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*Lucia*


Nil se ha pasado. Le he tolerado demasiado tiempo su enemistad con Eze, pero joder, es mi amigo. No puede obligarme a no verle. Y gritarle de esa manera en nuestra casa, no ha estado bien. Eze jamás ha hecho nada que pudiera poner en peligro mi matrimonio y jamás ha demostrado que eso el molestase, es más siempre me ha apoyado. No se porque Nil tiene que seguir teniendo tantas dudas y tantos miedos.

Me acuerdo de este tipo de celos, yo los tenía con Eze y sus miles de conquistas. Recuerdo cuando venía los domingos a la playa en familia y se traía alguna chica para impresionarla con su moto de agua. Me hervía la sangre. Pero era normal, las escogía a ellas en vez de  a mi. Pero yo lo escojo a él, escojo a mi marido, y eso debería bastarle.

El piso está helado, así que nada más llegar enciendo la calefacción. Tiene una ligera capa de polvo pero no pienso ponerme a limpiar nada, no ahora. Me voy directa a la cama, y me meto bajo el nórdico calentito. Estoy furiosa, pero también dolida. Me siento dividida. Nil es mi marido, y es muy importante en mi vida, pero Eze también lo es y no quiero tener que renunciar a ninguno de ellos. No debería tener que hacerlo.

Como me gustaría que Adrián estuviera aquí... sus consejos siempre eran los mejores, y me ayudaban mucho. ÉL sabía siempre que decir, y si por alguna casualidad no fuera el caso, sabía como animarme. Sabía como despejar mi mente y hacerme sonreír.

Empiezo a llorar. Su ausencia me ha dejado totalmente rota.

Suena mi móvil, es Eze. Se lo cojo. No me gusta como le ha tratado Nil. NO se lo merece.

-- ¿Estás bien rubia?--

-- Estoy en mi piso... estoy bien, hecha un ovillo en la cama--

-- Lo siento... no debí quedarme dormido y debería haberme ido--

-- ¿Que? Joder no, no es culpa tuya Eze... tu, eres mi amigo, y él no debería verte como una amenaza--

Lo oigo respirar pero no dice nada.

-- Eze... lo siento yo... y me encargaré de que NIil también te pida disculpas, solo necesito un poco de tiempo y calmarle, lo está pasando mal con todo esto de la lesión aunque parezca que está bien... y...--

-- Lucia... da igual, nadie tiene que pedirme disculpas, yo estoy bien... habla con tu marido,  porque a quien tiene que pedir disculpas es a ti-- Suspiro.

-- Ahora necesito descansar un poco-- le digo-- te cuelgo-- No le doy tiempo a responder y cuelgo.

Dejo el móvil sobre la cama y me tapo la cara con la almohada. Joder. Se que NIl está muy nervioso aunque lo intente disimular y que le hecho de saber que nunca más volverá a andar le ha trastocado pero se ha pasado.

Toc toc toc.... unos golpes en la puerta me hacen levantarme de la cama. Suenan directamente en el rellano, no están llamando al timbre. Me levanto de la cama y voy hasta la puerta. Miro por la mirilla, es Nil. Suspiro y le abro. Tenemos que hablar.

-- Nena...-- dice en cuanto le abro la puerta-- lo siento-- bien... que lo primero que haga es pedir disculpas ya me da esperanzas. Lo dejo pasar y cierro la puerta tras él.

-- Te has pasado-- le digo.

-- Lo has dejado entrar en casa, te dejo ir a la suya...--

-- ¿Te dejo?-- Le interrumpo-- Tu no tienes que dejarme nada Nil... me dejaste muy claro que te molestaba que yo estuviera con él, que él entrara en nuestra casa o que pudiera formar parte de la vida de nuestro hijo... pero Nil... es mi amigo y no tienes ningún derecho a dejarme o no dejarme seguir con nuestra amistad...-- Le escupo las palabras con rabia.

Conociendo a LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora