El camino {Bakudeku}

26. Venganza

Izuku

Me despierto al sentir besos sobre mis mejillas. Sonrío inconscientemente al saber de quien se trataba. Sin abrir los ojos, me acurruco más entre sus brazos. Siento su mano pasar suavemente entre los mechones de mi cabello.

—Es hora de despertar, mi amor —susurra, besando mi mejilla.

—No quiero —gruño, aferrándome más a él.

—Yo tampoco quiero, pero tristemente hay que ir a clase.

—Quiero quedarme aquí contigo, para siempre.

—Y yo mi amor, y yo.

—Eres tan cómodo.

Ríe.

—Venga, hagamos algo. Vamos a las clases que tengamos y luego volvemos a encerrarnos los dos solos en la habitación. ¿Te parece bien?

Abro los ojos.

—¿De verdad? ¿Me lo prometes?

—Te lo prometo —deja un suave beso sobre mis labios.

—Está bien...vamos.

Nos levantamos, nos preparamos y salimos de la habitación.

Íbamos de camino cuando siento su mano agarrar la mía. Me sonrojo, seguido de entrelazarlas.

Llegamos a clase, sintiendo todas las miradas sobre nosotros. Las ignoramos y nos acercamos a nuestros asientos. Me siento en mi silla, mientras Kacchan se coloca frente a mi, apoyado en mi mesa.

—Eres tan hermoso —dice, mirándome a los ojos.

—No lo soy —me sonrojo.

—Lo eres. —sonríe —. Completamente hermoso.

Termina de acercar su cara a la mía, uniendo nuestros labios suavemente. Mi corazón se acelera, mientras los movemos al compás, sin querer separarnos.

Al separarnos me doy cuenta de quién había entrado a la clase. Sonrío al entender lo que Kacchan había querido hacer.

—Te amo, Kacchan.

—Yo mucho más —vuelve a besarme.

—Ajam.

Nos separamos de golpe al escuchar un carraspeo.

—Esas muestras de afecto dejadlas para después de clase —dice el profesor.

—Si profesor, lo sentimos— murmuro avergonzado.

—Aguafiestas —murmura Kacchan, seguido de besar mi mejilla y dirigirse hacia su asiento delante de mi.

El profesor decide ignorar eso y empezar con la clase.

Estaba escuchando al profesor hablar cuando de pronto veo una bola de papel caer sobre mi mesa. Lo cojo y disimuladamente lo abro.

K: Que aguafiestas el profesor. Yo quería besarte aún más. ¿Qué te parece si te sientas en mi mesa y nos besamos mientras ignoramos a todos estos extras?

Me sonrojo.

I: ¡Kacchan, estamos en clase!

Escribo, arrugo el papel y disimuladamente estiro el brazo, pasándoselo. El papel no tarda en volver a mi.

K: ¿Y que? Me da igual lo que piensen todos estos malditos extras. Yo solo quiero besar a mi novio. No estoy haciendo nada malo.

I: Ahora estamos en clase, pero te prometo que luego al terminar podrás besarme todo lo que quieras.