𝑼𝒏 𝑷𝒂𝒔𝒐 𝒂𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 | 𝑴𝒂𝒍𝒌𝒐𝒄𝒐𝒈𝒍𝒖 𝑩𝒂𝒍𝒊 𝑩𝒆𝒚 | TERMINADA

𝖁𝖊𝖓𝖌𝖆𝖓𝖟𝖆

Los días transcurrían con normalidad, ya estaban juntos, ahora solo tocaba conocerse más a fondo.

Las risas no faltaban por los mañanas, tardes y noches, al valeroso comandante le comenzaba a gustar ese falso matrimonio, aún así, muy dentro de él sentía un terror absoluto por perder esa pequeña chispa de felicidad.

No había tenido suerte en el amor, había perdido mucho, no queria que eso volviese a pasar, no queria permitirse amar y caer en el mismo duelo.

No más.

— Podemos montar a caballo. — toma del jugo frente a él. Era un hermoso día y habían decidido salir de sus aposentos a su gran salón.

El hermoso brillo por las grandes ventanas florecían la increíble decoración de su palacio.

— Pero si, no están nuestros caballos.

— Si que lo están, nuestro Sultán los mando días antes de la boda.

— Valla.. y así no querían que me marchase. — sonríen entre sí mientras siguen con su comida — Mira esto.. — señala el postre con crema — Esma lo preparo para nosotros.

— ¿Ella lo hizo? — ve con más atención el dulce turco tan delicioso.

— Si, no lo hacia desde que llegamos al palacio.

— Se ve muy bueno. — los finos dedos de su esposa se dirigen al postre para untar uno de ellos y llevarlo a su nariz agarrandolo por sorpresa. — Raziye.

— Prueba de el, seguro te gustará.

— Se que sí. — forma el mismo ademán que ella — Ten cariño, tu también prueba.

Con desconfianza acepta su gesto y como ya lo intuía la crema no llega a sus labios si no que a su mejilla.

— Bali Bey. — le reclama con una sonrisa.

— Tiene razón sultana, tiene un buen sabor. — saborea de sus dedos con gracia.

— Bueno, deberías probar un poco más. — y sin impedirlo su rostro ya es manchado con más crema dulce.

— No debiste hacer eso. — ahora su mano está llena de crema para seguirla al escapar de él.

Con risas corre de su amado por todo el salón para no dejarse untar de crema, todo es en vano pues el gran cuerpo del Bey logra estar sobre ella, manchando su rostro ante su negación.

La astuta sultana lleva sus manos al cuello de su esposo para juntar sus rostros manchandolo de igual manera mientras ríen.

Al calmarse se ven con gracia para besarse sellando el momento como cualquier otro momento cliché y romántico.

(...)

Su caminata se hacía lenta junto a su criada, quien era más que eso, sonreían por las palabras mutuas, los ademanes y gracias de cada una.

Pensar que todo estaba perdido hace unos meses y ahora solo sonreía de felicidad, se sentía a gusto y en paz, algo que le sorprendía.

— Estoy muy feliz por usted sultana.

— Quien lo diría, antes los detestaba — forma un ladeo con su hombro — y ahora vengo hacia aquí por que no puedo estar lejos de él.

— Le doy gracias a Alá por su sonrisa, ya era hora que lo haga.

Le corresponde con una curvilínea sonrisa sin separar sus labios para cruzar uno de los pasillos, pero su andar es frenado al ver quienes estaban hablando pasos más halla, retrocede haciendo que sus acompañantes también lo hicieran.