Mereditt
1 de abril de 2020. Mi cumpleaños. Hoy cumplo mi mayoría de edad, y aunque suene raro, no me hace la ilusión que creí que me haría. Mi padre no ha podido venir de Francia para celebrarlo y la única que puede estar conmigo ahora es Nayeon, ya que Alejandro está con sus padres en casa de su abuelo y mis otras amigas ya se han ido de viaje de vacaciones en semana santa. Pero bueno, no me quejo. Me sobra y me basta con la única compañía de mi mejor amiga. La verdad es que no he preparado absolutamente nada, ha sido ella la que ha querido venir y estar conmigo, y sinceramente, creo que a Nayeon la hace más ilusión mi cumpleaños que a mí misma...
— ¡Mer! — Golpean la puerta de mi apartamento y no me hace falta saber quién es.
— Voy...— Respondo levantándome del sofá.
Estaba leyendo un libro que me ha enviado mi padre como regalo, y aunque no sea de mis gustos, se deja leer.
Abro la puerta esperando ver única y solamente a Nayeon, pero mi cara es un cuadro cuando veo que no viene sola.
— ¡Felicidades! — Grita tirándose a mis brazos y abrazándome con una fuerza que me deja sin respiración. — ¡Eres una puta vieja ya! — Ríe y sigo sin dar crédito a sus acompañantes. — Ah, bueno, mi hermano y su amiga querían venir y no pensé que te importase. — Explica cuando ve que no paro de mirar al demonio y a la otra.
— Feliz cumpleaños, Mereditt. — Sonríe Dalyan y me gustaría saber porque se me ha contraído el estómago cuando me entrega un ramo enorme de rosas.
— ¿Ya son 18? — Pregunta en lo que entra a mi apartamento con toda al confianza del mundo. Judith le sigue y miro a mi casi hermana estupefacta por la presencia de esa tía en mi casa.— Sí pero... ¿Y esto? — Respondo mirando al ramo y el otro se encoge de hombros.
— No podía presentarme a tu cumpleaños sin un regalo, ¿no?
— No hacía falta, Nayeon y yo solo íbamos a ver un par de películas. Podéis iros si queréis, aquí os vais a aburrir.
— ¡No digas bobadas, hombre! — Nayeon agarra mi mano y la miro confusa.
— Cuánta más gente mejor, Mer.— No estoy de humor, enserio.
— Bueno pues ya está. — Judith sonríe forzada. — Mi amor, ¿nos vamos? — Toma su mano y el otro la mira con un asco que me saca una sonrisa.
— No me llames así, que putisimo asco Judith. — Se zafa de su agarre y la otra voltea los ojos entre un suspiro. — Si te quieres ir largo, pero yo me quedo con mi hermana.
— ¿¡Enserio!? — Se exhalta la otra y Nayeon me toma de la mano para dirigirme al salón.
— ¿Porqué la has traído? — Susurro a mí amiga.
— Porque insistió en que quería ir con Dalyan, así que como era él el que quería venir conmigo pues ella también. — Respira hondo dejando una bolsa en la mesa delante del sofá.
— ¡Nadie te ha obligado a venir! — Oímos gritar de repente al demonio y ambas nos miramos encarnando las cejas. — Si te quieres ir, ¡te largas!
— ¿¡Porqué siempre me tienes que hacer algo de esto!? — La otra se desgarra la garganta y sigue con el numerito. — ¡Hoy habíamos quedado!
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Antes de mirarte 𝓘𝓷𝓬𝓲𝓽𝓪𝓭𝓪
Romance¿Alguna vez has llegado a pensar cómo sería tu vida si de repente las personas más importantes para ti desaparecieran sin dejar rastro por culpa de un secreto impensable? Pues lo que es una cuestión para ti, es una realidad para Mereditt, o Mer como...