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Nunca debí haber amado

Jongin no puede dejar de mirar. No es como si no lo hubiera visto antes, pero de alguna manera es diferente. Seductor. Indecente. Tortura.

Jongin frunce los labios, viendo la luz jugar sobre la piel suave y blanca del muslo de kyungsoo. Este mueve su pierna, el dril de algodón cambia para revelar más piel, la tela desgastada blanca actúa casi como un marco.

— Deja de mirar, jongin — dice kyungsoo, su labio se curva en una sonrisa divertida, con los ojos enfocados en la carretera mientras pisa el acelerador un poco más fuerte, pasando por otro auto más lento.

— No estoy mirando — miente jongin, sin mover sus ojos de los muslos de kyungsoo.

— Eres un mentiroso — se burla kyungsoo.

— No soy yo quien olvido la mitad de su pantalón —

— Hace calor — se defiende kyungsoo.

— Muy caliente — afirma jongin— ¿Quién te dio eso?

— Junmyeonnie — dice kyungsoo en un tono cantado — Él es brillante ¿no?

Jongin se pregunta si lo es o si es una amenaza. Tal vez ambos. Finalmente mueve sus ojos del muslo a la cara de kyungsoo. — Estas disfrutando esto —

— Inmensamente — kyungsoo lo mira y se ríe, con las comisuras de los ojos frunciéndose — ¿Me veo tan bien, jongin?

Jongin frunce el ceño — Sabes que lo haces —

— Hmm — kyungsoo sonríe y saca una mano del volante para agarrar la de jongin. Éste extiende sus dedos para entrelazar sus manos, pero frunce el ceño cuando kyungsoo se resiste. En cambio, él jala su mano para asentarlo en su muslo, la mitad en el edril de algodón y la mitad en la piel expuesta del agujero excesivamente grande.

Los ojos de jongin se abren y sus dedos se tensan automáticamente en el muslo de kyungsoo.

— Disfrútalo mientras puedas — dice kyungsoo y mira para guiñarle un ojo a jongin. — Porque no podrás sentirme en la casa de mi madre —

— No estaba planeando eso — responde jongin, con un tono apagado. Pasa su pulgar por la parte interna del muslo de kyungsoo, sonriendo cuando kyungsoo se sobresalta. Jongin se acomoda en su asiento, cerrando los ojos y dejando que su mano acaricie gentilmente el muslo de kyungsoo— Voy a tomar una siesta rápida —

— Hmm. Te despertaré cuando lleguemos —

— Hmm — responde jongin, ya cerrando los ojos. No se duerme del todo, solo se queda en ese otro mundo entre el sueño y la conciencia, como flotar junto a la corriente. Se acerca al sueño cuando escucha que kyungsoo comienza a silbar, bajo y sutil, las mismas notas se repiten, arriba, abajo, se mantiene. Es extrañamente hipnótico, atrayéndolo y envolviéndolo firmemente en su abrazo.

No es hasta que llegan a los límites de la ciudad de Gyeonggi-do deja de silbar para hablar consigo mismo sobre las señales de la calle que jongin se da cuenta de por qué había estado de ensueño, suspendido en la melodía de kyungoso. Su madre solía tararear algo similar, su voz hacía eco en los pasillos, un rastro de notas que jongin solía seguirla por toda la casa.

Abre los ojos y observa a kyungsoo, lo escucha hablando solo de un restaurante sashimi por el que pasan. Hay una burbuja de autoconciencia en la boca del estómago y se arremolina en torno al pánico y el miedo con el que no ha tenido que lidiar en años.

Jongin cree que podría amar a kyungsoo.

Y aún más aterrador, cree que kyungsoo es capaz de ser una familia para él.

UN MUNDO DORADO | KAISOO |Where stories live. Discover now