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# Capítulo Uno: Y fueron Diez... razones de no ir | ᴾᵃʳᵗᵉ ¹ #


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El espacio. Un territorio inexplorado, lleno de secretos o tesoros nunca antes visto en nuestro planeta, de planetas gaseosos hasta constelaciones o agujeros negros absorbiendo la vida; en un ciclo sin fin de vida y muerte, que poético.

También está la pregunta: ¿Hay vida fuera?

Tantas preguntas en busca si somos realmente los únicos en este universo, muchos teorizando de la probabilidad basándose en las reglas biológicas y la evolución, otros arrogantes diciendo que no hay vida o unos pocos conspiranoicos diciendo que la humanidad es atentada o son observados por vida desconocida.

Muchas dudas abundan, pero hay algo que debe aclararse.

Hay vida afuera, no hay que negarlo. Pueden pensar, sentir, conocer como nosotros los humanos; diferenciando que ellos viven en diferentes sociedades con sus propias culturas, reglas y estatus.

Especialmente a la pronta vista que vamos a ver a continuación.

En los anillos de Saturno, una batalla espacial se estaba gestando entre dos naves de estilo único. Uno de patrones grises con verde evadía con gracia y talento los grandes asteroides compuestos de Saturno junto los disparos rojizos, buscando dar con su objetivo y fallando al esquivar. El siguiente era más una nave de guerra, gigante e impotente, su gran coraza como escudos era más fuerte al poder empujar sin problema los asteroides gracias a sus defensas y era el perseguidor del más pequeño.

Uno de estos rayos láseres que solo vemos en las películas de ficción le da al más pequeño, su barrera estando en las últimas amortiguo el golpe devastador; en retribución, devuelve el disparo con dos potentes láseres que pudieron atravesar los escudos. Dañando una parte de esa nave rojiza cobre.

—Daño severo, 20%. Armas funcionando.— Anuncia un subordinado de la sala de control, mirando a su líder quien es perteneciente de dicha nave de guerra.

Una gran figura se encontraba sentado en un trono, de figura humanoide de gran estatura. Piel verde ligeramente oscura, con líneas rojizas en algunas partes, portando un traje negro con rojo; sus brazos cubiertos también, con púas en los antebrazos y en sus hombreras negras. Cargando una hilera de tentáculos como una barba bajo su mandíbula, ojos rojizos cual la sangre que miraban la persecución con impaciencia.

—Espere tanto tiempo como para no lograrlo.— Dice con firmeza, su voz ligeramente rasposa comando de continuar con el asedio. Claramente, no iba a rendirse.

La nave más pequeña finalmente sale de la zona de asteroides, apretando el acelerador a fondo en un intento de huir. La nave de guerra no se quedó atrás, pisándole los talones sin querer perderlo de vista.

—El Omnitrix debe ser mío y no habrá ningún ser en la galaxia que me pueda detener.— Pronuncia al gesticular su mano, imaginándose en cargar tal objeto que busca, para luego estampar su puño en el posa-brazos de su trono.

Totalmente decidido en obtenerlo, cueste lo que cueste.


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𝗕𝗹𝘂𝗿𝗿𝗲𝗱 𝗘𝘅𝗶𝘀𝘁𝗲𝗻𝗰𝗲 | ᴹⁱ ᵛᵉʳˢⁱóⁿ ᴮᵉⁿ ¹⁰Where stories live. Discover now