*𝟬𝟮*

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# Capítulo II: Y fueron Diez... razones de no ir | ᴾᵃʳᵗᵉ ² #


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Fueron casi cuatro horas de intenso viaje de carretera, la familia Moore condujo en silencio al no saber que decir para quitar la incomodidad; ocasionalmente, su padre ponía algunas canciones para animar el ambiente u otras Eani le enseñaba sus dibujos a su hermano.

Edd también hizo su parte en intentar hacer una conversación, pero viniendo de un crío que apenas sabe socializar sin criticar, fue complicado. Apenas cuando su padre logra decir unas pocas frases, el menor se queda en silencio sin saber cómo continuar o decir; demasiado incomodo o sin conocimiento para conversar.

Eani fue una gracia salvadora para los dos varones presentes, ella hacía todo lo posible en conversar como puede o hacer preguntas aleatorias para conectarse un poco con su padre; nada detallado, solo simples preguntas de biología, historia o recomendaciones de películas. En parte agradecía escucharlos al no gustarle estar en silencio por un tiempo prolongado, pero tampoco le gusta escuchar a Eani prácticamente contar todo el lore de su serie favorita.

Antes de cometer un crimen de odio al escuchar nuevamente la repetición de los episodios favoritos de Eani, escucha a su padre anunciar de que habían llegado a la zona de campamento.

Mirando la hora del reloj análogo colgado en una de las paredes, ya eran las 7:38; el anochecer ya se hacía presente encima de los árboles que rodeaban el área silvestre.

Observando por la ventana, mientras atravesaban el camino de tierra buscando una zona donde descansar miraba con una expresión indiferente a algunas familias empezar a poner las tiendas o ya comiendo alrededor de la fogata; mirar a aquellas familias le daba una sensación agridulce.

Alejando su mirada para alejar esos sentimientos, sus ojos plateados observan a su hermana tomar fotografías con una pequeña cámara de bolsillo.

—¿Desde cuando tienes eso?— Pregunto curioso, no recordando haberlo visto en posesión de Eani.

—¿Esto?— Miro la cámara para luego hablar. —William me lo dio, dijo que ya no lo necesitaba al conseguirse uno nuevo y mejor.

—¿No era ese amigo el rico?— Apretujo su memoria al recordar, recordando un poco las breves interacciones con el amigo de su hermana. Un niño ligeramente pretencioso, viniendo de una familia de estándares altos, pero es un buen chico y era literalmente el mejor amigo de Eani.

—Sí, su papá le consiguió uno mejor y pues, en vez de tirarlo me lo regalo.— Se encoge de hombros. —Y el tío Dean quería fotos de nuestro viaje.

—Ah...

Ahí la conversación nuevamente murió, por suerte no se sumergió mucho en silencio cuando sintieron la casa rodante frenar y oír el motor apagarse; mirando brevemente en donde se detuvieron, se encontró una zona particularmente buena para campar. Ligeramente lejos de los metiches, pero cerca del centro.

—Bien, ¡hemos llegado!— Anuncia con ligera emoción el adulto, guardando las llaves en su bolsillo se levanta para caminar adentro; mirando a ambos niños. —Bajen y quédense en la mesa que está afuera, les prepare algo para cenar.

No tuvieron de otra que acceder, los hermanos Moore tomaron sus dos mochilas de viaje que cargaban algunas cosas para entretenerse y se fueron a la puerta. Abriendo, se encuentran la zona despejada de hierba con dos mesas separadas de la otra con un punto cercano para hacer una fogata segura.

𝗕𝗹𝘂𝗿𝗿𝗲𝗱 𝗘𝘅𝗶𝘀𝘁𝗲𝗻𝗰𝗲 | ᴹⁱ ᵛᵉʳˢⁱóⁿ ᴮᵉⁿ ¹⁰Where stories live. Discover now