Diablo: El Ardiente Destino del Demonio

Parte 2 La Tierra Humana

Su vista se vio encandilada, levanto su mano tratando de tapar el sol, no estaba acostumbrado a tanta luz, pero luego de unos segundos comenzó a recuperar su visión, miro a sus alrededores, estaba lleno de verde, estatuas de personas que no conocía, además muchos humanos que iban y venían, vestidos de distintas formas, pero todos muy bien vestidos.

Luego miro donde él estaba ubicado, necesitaba acordarse para cuando tenga que volver al infierno, era una gran estatua con un hombre a caballo, miro el nombre de este que decía Manuel Belgrano, ya sabiendo donde estaba el portal al infierno comenzó a caminar, sin saber muy bien adonde tenia que ir, solo miraba las construcciones que le parecían raras y a las personas, sobre todo a las mujeres, que estaban limpias, bien vestidas, y parecían que no trabajaban en las minas como en el infierno.

Se sentó en un banco y comenzó a escuchar las conversaciones, las cual no entendía ni una palabra, pero gracias a Mordrek ya estaba preparado para eso, le había dado un pergamino el cual al abrirlo lo dejaba aprender el idioma que estaba escuchando actualmente, se acuerda que Mordrek le dijo — Utilizarlo bien, que gaste una cantidad de créditos increíble en el pergamino.

Recordando las palabras de su amigo se acerco a un grupo de personas y mientras hablaban abrió con cuidado el pergamino llamado políglota, vio unas inscripciones en el y unas runas, pero desaparecieron al instante, aunque al mismo tiempo comenzó a entender las palabras de las personas — Increíble — Murmuró en voz baja.

Se acercó a la calle y se quedo como un niño cuando vio los vehículos, que iban y venían a gran velocidad, para cruzar la calle estuvo a punto de abrir sus alas y echarse a volar, pero le habían dicho que los humanos no tenían alas, que seguramente se asustarían y lo perseguirían, sin saber que hacer miro hacia su costado que había un vagabundo pidiendo monedas — Señor me diría donde está la pensión de Luca Giovanni Soprano.

El vagabundo lo miro a este joven desarreglado, diciéndole — No lo conozco, pero dime la dirección y te puedo guiar — Este le alcanzo un papel con la dirección que estaba escrito en español por Mordrek, porque ahora Ethan podía entender el idioma y hablarlo, pero no escribir para eso se necesitaba otro pergamino o estudiar.

— Queda en el barrio de la boca joven, caminando tardaras una hora, pero en un taxi llegaras en diez minutos — Con amabilidad le dijo como llegar caminando, porque este le dijo que no tenía créditos.

Se despidió con amabilidad de vagabundo y comenzó su caminata, sin perder detalle del camino indicado abecés que quedaba mirando las vidrieras de los negocios, notando que el parecía un vagabundo con la ropa que tenía, pero que podía hacer no tenia dinero de este mundo ni del otro.

Después de tres horas llego al lugar indicado, había un cartel el cual decía pensión de Luca, y tenia dibujado un frasco de poción verde, con eso supo que era el lugar indicado, y también fue el primer momento en que sintió miedo, en las historias del infierno contaban que los alquimistas eran seres temibles, capases de derrotar demonios de clase alta, a alguien como él lo aplastarían sin pestañear.

Luego de unos segundos tomando coraje abrió la puerta, se encontró con un gran patio, lleno de plantas y bancos para descansar, parecía que era como una sala de espera, pero al aire libre, a los pocos segundos apareció una joven de cabello castaño, que en cada paso que daba hacia rebotar sus grandes pechos — Buenas tardes señor, ¿que desea? — Le hablo con una hermosa sonrisa.

— Soy Ethan, estoy buscando a Luca Giovanni Soprano, me envió un amigo en común Mordrek.

Ella lo miro de arriba abajo con sus perfectos ojos verdes — Yo soy Jesica vivo acá también, me dijo que, si llegaba alguien extraño preguntando por el que lo haga pasar, aunque no me dijo que iba ser alguien tan bello, jeje — Ella se rió y sin decir más le dio la espalda, mostrando sus hermosas nalgas.