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Minho llegó al campamento con el cuerpo de Jisung en sus brazos, sintiendo una angustia enorme crecer en su pecho.

Tan pronto como los chicos lo reconocieron, se levantaron corriendo para ayudarlo. Lo dejaron en una de las carpas mientras Kento sacaba el botiquín para revisar la herida y hacerle las curaciones correspondientes.

Minho no se movió en ningún momento del lado del alien, observándolo con suma atención, con miedo a que el chico desapareciera, a que no fuera real.

—¿Qué le pasó? —preguntó Kento con la voz entrecortada.

—No lo sabemos, simplemente apareció acá y luego se desmayó. —murmuró el mayor, mirando de reojo a Lee, que parecía un tanto en shock.

—Quizá... ¿Quizá aterrizó mal? —preguntó Kento, ganándose una mirada escéptica de Chan.

Seungmin negó.

—No... no funciona así, Kento. —le dijo.

Minho llevó su mano a las mejillas regordetas del peliazul, sintiendo su corazón apretarse al notar lo pálido que se encontraba. Sentía unas ganas inmensas de largarse a llorar, pero sabía que eso no solucionaría absolutamente nada.

No, ahora solo tenía que mantenerse fuerte y ayudar con la curación de Jisung, y rogar que despertara pronto.

Los chicos alzaron el polerón que el alien llevaba puesto, notando la extraña herida que tenía en su torso.
—Minho... tienes que ver esto. —lo llamó Chan, logrando captar la atención del humano, que se acercó a la herida y frunció el ceño.

Era como una herida cualquiera, sí, pero algo verdoso se hallaba en los bordes de esta, un verde brillante, y llamativo.

—¿Q-qué es eso? —cuestionó—. No es... No es una herida normal. —murmuró, acercando la mano, pero incluso antes de poder hacer contacto, Seungmin le dio un manotazo, mirándolo como si fuera un idiota.

—¡No lo toques! —chilló.

Chan miró a Seungmin sin entender.

—No sabemos qué es eso azul que rodea su herida, claramente puede ser nocivo, tanto para ustedes como para mí. —contestó.

—¡Genial! —masculló Kento—. ¿Entonces que mierda sugieres que hagamos, alien? —inquirió, mirándolo con enojo—. ¿Acaso quieres que lo dejemos así?

El de mechones rosas negó.

—Denme un par de guantes —pidió, mirando a Bang, que por supuesto, le hizo caso de inmediato, entregándole un par celeste de látex—. Bien, voy a intentar curarlo. —anunció, mirando las cosas que había en el botiquín.

Sabía bien que ese tipo de medicina solo haría que su recuperación fuera lenta, pero era lo único que había a mano, y era lo único que sabía que dolería lo suficiente para que Jisung despertara.

Tomó la botella de alcohol y un algodón, vertiendo un poco en este. Comenzó a pasarlo por los bordes de la herida con cuidado, notando como lo que fuera esa cosa verde se adhería rápidamente al algodón.

Una vez que estuvo listo con esa parte de la limpieza, tiró el algodón en un trozo de papel, tenían que guardarlo para investigar qué era, aunque tenía una leve sospecha.

Entonces, girándose nuevamente al cuerpo del alien peliazul, tomó la botella de alcohol y sin previo aviso la vertió en su mayoría sobre la herida.

—¡Imbécil!, ¿Qué mierda haces? —gruñó Minho, arrebatándole la botella con rabia al alien, que no quitaba la mirada de Jisung—. ¡Eso solo lograra quemarlo! ¿Acaso no sabes que el alcohol lejos de sanarte te quema? —escupió.

𝚟𝚘𝚢𝚊𝚐𝚎𝚛 || MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora