Enséñame a Amarte Midoriya

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Aizawa se encontraba impaciente, sentado en la parte trasera del auto que lo estaba llevando hacia el hospital donde horas atrás había dejado a su retoño. El conductor del transporte, quien era uno de los oficiales de policía que tenía relación con el director de la U.A, manejaba a una velocidad moderada sin darse cuenta del apuro que manejaba su acompañante.

La conferencia de prensa había durado más tiempo de lo que habían estimado todos los involucrados; en parte se debía a la lluvia de preguntas y acusaciones que cayeron sobre ellos por parte de los periodistas, y por otro lado; al escándalo que ocacionó la transmisión de la catástrofe que se llevó acabo ese día por All For One, sumado a la revelación al público de que All Might estaba en las últimas etapas de su carrera como Héroe profesional y como símbolo de la paz. En sintesis, la situación era un completo desastre por la sumatoria de incidentes en la que se veía rodeada la U.A, la Liga de Villanos y la comunidad japonesa.

En medio de la crítica situación Aizawa ocupaba un 70% de su atención solo en su hijo, dado que era lo más preciado que tenía en la vida y no correría el riesgo de perder lo por ningún motivo, lo demás era un 30% que a su vez se subdividia entre; el secuestro de Katsuki Bakugō, la desaparición de 5 de sus alumnos de sus casas (entre ellos el interés amoroso de su hijo) y su rol como Héroe. En tiempos pasados, donde el peli negro aún no tenía a Hitoshi, probablemente desaprobaria el casi total descuido de sus responsabilidades como Héroe. Pero en tiempos difíciles se debía tomar alguna medida desesperada y esta era una de ella, centrar toda su atención en su hijo.

El peli negro suspiró agotado, seguido cerró sus ojos, recostó su cabeza en el respaldo del asiento e intentó no darle más vueltas a la situación actual. Pero ahora mismo esto significaba una tarea muy compleja para el hombre, pues no dejaba de pensar en las sin fin de consecuencias que traía lo de All Might a la sociedad en sí, y a esto se debía sumar la preocupación por sus alumnos que habían desaparecido drasticamente en el mismo momento que se dio la situación de All For One. No sólo se preocupaba, como normalmente lo hace siempre por sus alumnos, solo porque hayan desaparecido sino que le preocupaba más que nada que uno de ellos haya sido Izuku. Esto significaba un gran peso sobre sus hombros, pues donde le llegue a revelar a su retoño lo sucedido con él, terminará contribuyendo al deterioro de la poca estabilidad que mantenía últimamente Hitoshi. La situación lo tenía con las manos atadas a la espalda.

─Aizawa hemos llegado.─Comentó el adverso mirándolo fijamente, extrañado al ver que no le había prestado atención al primer aviso que le dió. El aludido abrió los ojos súbitamente y observó al hombre que tenía en frente con confusión.

La información llegó medio tarde al ocupado cerebro del peli negro, por lo que su reacción también fue medio tardía. Al principio no hizo ningún movimiento, pero con los segundos tomó rápidez en su accionar sacando el seguro de la puerta con impaciencia, abriendola de la misma manera, para luego salir del auto completamente y emprender camino al edificio, olvidando cerrar la puerta.

Ya pasado la entrada del hospital, emprendió camino a la recepción de forma veloz sin reparar casi en las personas con las que chocaba por no mirar bien su camino. Después de unas casi inaudibles disculpas hacia las personas que se llevó por delante, al fin dió con la recepción. Pero grata fue su sorpresa al no encontrar a su hijo sentado medio dormitando en una de las incómodas sillas que había en el cuarto de espera, y aunque revisó bien por todo el pasillo que comprendía la recepción no pudo hallar ni rastro de su primogénito. Preocupado se dirigió hacia la mujer que yacía sentada detrás de un escritorio, rodeada de papeles, una computadora y un teléfono fijo.

─Disculpe ¿de casualidad no vio a un muchacho de cabellos morados y que es así de alto?─Describió el de cabellos negros haciendo señas sobre el aspecto del pelo y señalando la altura de su hijo con su mano en el aire.