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Era día muy frio, la brisa asotaba la ciudad como un latigo que lastimaba la sencible piel de las personas, pero nada de esto le interesaba a Shinsō, que aun estando enfermo, salió por la ciudad con el único fin de pasear.

Las calles de Musutafu eran muy tranquilas ese día, y esto ponia de buenas al chico, ya que él no sopotaba el murmullo de la gente. Lo agobiaba de sobre manera, esto llegaba al punto de querer usar su quirk para malas y no para buenas, pero se detenía a sí mismo para demostrarles a todos que él no era un villano.

El caminar del chico era lento y a la vez pesado, ya que no paraba de arrastrar sus pies como si fuera un alma desolada. Aun que esto no se alejaba mucho de la realidad, después de todo Shinsō estaba dolido por lo que le había hecho a Midoriya.

Sus pies se detuvieron al tiempo que los orbes morados captaron un peculiar chiquillo de cabellos verdes corretear detrás de un chico de cabellos bicolor, esta escena fue suficiente para que el corazón -el poco qur le quedaba- se desmoronara en segundos. Y por primera vez experimento lo que es tener un corazón herido.

─Por esto...por esto no quería seguir a mi corazón...─Susurró con dificultad, el chico estaba a punto de desmoronarse allí mismo, pero sacaba fuerzas de algún lugar de su cuerpo.

Observó por última vez a la "parejita" feliz, los cueles no se percataban de las miradas de los demás...pero esta vez era muy diferente, aquellas personas no le demostraba asco, más bien parecia ternura y aceptación.

Los ojos de Shinsō se abrieron levemente dejando que estos se humedecieran.─Fui tan lento, que terminaron por robarmelo.─Se cuestionó a sí mismo con enojo, pero ese sentimiento no dudaria mucho, pues él desde el primer instante donde se confezo a Izuku, le había dicho que todo sería a su manera.─¡Demonios!

Al decir aquello soltó un gruñido seguido de un sonoro sollozo, seguido de eso con una mano estrujo su pecho -del lado del corazón- con remordimiento y pesar.

Todo el tiempo había estado concentrado en Midoriya, que ahora ya no sabía que hacer...el chico lo había dejado tan enbobado que al alejarse de su mundo, este se destruía rápidamente.

Bajó la cabeza sollozando mientras seguia precionado su pecho con fuerza, como si eso calmara el isoportable daño que pasaba por ese instante, ¿Pero qué más podía hacer? Nada, no tenía nada por hacer, un corazón destrozado no es curado con facilidad.

Se giró lentamente dirigiendo sus pasos hacia su hogar, donde se sentiria más seguro y comodo...aquel lugar se convirtió en su refugio, por ello, Hitoshi tomo una decisión -aun sabiando que una decisión no se toma a la ligera- y esta vez parecia ser definitiva...estudiaría en casa y pediría a su padre que lo entrenara en privado.

Con la manga de su sudadera limpio su empapado rostro, este quedó con notorias marcas rojos al rededor de sus preciosos orbes morados. Seguido, comenzó a correr a su destino, pues no deseaba pasar un tiempo más en esas malditas calles.

Cuando llego a su casa fue recibido por Aizawa, quien al ver el desordenado cabello de su hijo, sus ojos llorosos y su cabeza gacha fue suficiente para entender la situación por la que su pequeño -como a Aizawa lo llama de vez en cuando- pasaba.

Y sin dudarlo rodeó con sus calidos brazos a su descendiente, este no se aparto ni se quejó, un acto anormal. Pero su padre sabía -muy en el fondo- que estaba derrotado y necesitaba a su papá, pedía a gritos un abrazo de él.

─¿Quieres descansar un poco?─Preguntó el peli negro acariciando los cabellos morados de su hijo, este negó.─Creo que es momento de un tiempo entre padre e hijo, ¿te parece?

La mirada de Shinsō se elevó para poder ver el rostro de su progenitor, y agradeció -internamente- a su madre por obsequiarle a ser tan amable, al cual tenía la dicha de llamar padre.

─Sí, lo necesito papá.─Dijo con unas escurridizas lágrimas callendo por sus mejillas. Aizawa secó las lágrimas de hijo con ayuda de sus pulgares.

─Ve a tu habitación, aun estás congestionado y te vez fatal, hijo. Prepararé algo de comer y prometo ir de inmediato.─Comentó con una minúscula curva en sus belfos. Su hijo asintió y subió escaleras arriba dirigiendose a su cuarto.
































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Buenas ¿cómo están?
Espero que bien uwu
¿Les gusta la historía?
Les juro que trataré de actualizar más seguido :c

Enséñame a Amarte MidoriyaWhere stories live. Discover now