Secretos

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Todo el mundo tenía secretos.
Charlotte Morningstar no era la excepción.
Aunque ella era la encantadora princesa del infierno, guardaba un secreto que nadie más debía conocer.
Un secreto que la llenaba de vergüenza y la hacía sentir sucia, pero que había nacido de forma espontánea, producto de las circunstancias y las acciones del demonio de la radio, Alastor.
Algo derivado de acciones tan simples como un pequeño baile. Un gesto de ayuda con un papeleo engorroso, la recepción positiva y celebrada de una nueva idea. El apoyo contundente frente a otros con respecto a su proyecto de pasión.
Y más especial a todo, el reconocimiento de su verdadera naturaleza sin otras pretensiones.
Fue todo eso lo que hizo que Charlie empezara a desarrollar algo singular e impuro por el demonio de la radio.
Aunque Charlie estaba en una relación con su novia Vaggie, no podía evitar sentir algo más por Alastor. Cada vez que lo veía, su corazón se aceleraba y una sonrisa se dibujaba en su rostro. Y cuando eso ocurría, se recriminaba en silencio por esos sentimientos, sabiendo que no debía permitir que se hicieran evidentes. Ya era lo suficientemente malo tener que ocultarlos y aparentar que todo estaba bien en su relación cada vez más inestable, producto de su propia culpa.
Pero simplemente no podía evitarlo.
Alastor, con su encanto oscuro y su sonrisa sardónica, había dejado una huella imborrable en el corazón de Charlie. A pesar de sus esfuerzos por ignorar esos sentimientos, su mente se llenaba de recuerdos de los momentos compartidos con él. Recordaba las miradas cómplices, las risas compartidas y los gestos amables que Alastor había tenido hacia ella.
Durante las noches en las que estaba sola, no podía evitar evocarlo, clamando su nombre, buscándolo a él en un momento de necesidad absoluta donde su cuerpo lo necesitaba, pero era imposible reclamarlo cuando había una cadena invisible deteniendo su corazón.
Porque se sentía culpable de sentirse así, porque él no era la persona que debía amar.
Por eso Charlie sabía que era imposible revelar su secreto a Alastor. No solo porque estaba en una relación comprometida con Vaggie, sino también porque Alastor era un ser complejo y enigmático. No podía arriesgarse a perder su amistad ni a poner en peligro la estabilidad del hotel Hazbin.
Así que, a pesar de la confusión y la lucha interna que sentía, Charlie se esforzó por mantener una actitud profesional y amigable hacia Alastor. Ocultando sus verdaderos sentimientos detrás de una fachada de amistad y camaradería.
Sin embargo, en los momentos más íntimos de la noche, dejaba libre ese anhelo. Sonriendo en soledad al recordar los momentos compartidos con Alastor. Se sentía culpable por disfrutar de esos recuerdos, si, pero no podía negar la conexión especial que había surgido entre ellos solo era una mera amistad para él.
De modo que lo oculto todo. Acepto que sus sentimientos como parte de su complejidad angelical y demoníaca, hizo lo posible de mejorar su relación con Vaggie, buscando el modo de hacerla feliz mientras pasaba sus tiempos con Alastor en la oficina, trabajando afablemente por el bien del hotel.
Lo anhelaba desde la distancia, viéndolo en silencio.
En el fondo, sabía que el máximo secreto de su corazón debía permanecer en las sombras, como un susurro prohibido que solo ella conocía.
Y así, Charlie continuó liderando el hotel Hazbin con valentía y compasión, manteniendo su secreto oculto mientras sonreía ante el mundo exterior. Aunque su corazón latiera por Alastor en silencio, sabía que debía proteger lo que tenía y seguir adelante con determinación.

Pasajes brevesWhere stories live. Discover now