Capitulo 7

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Había sido un día agotador en el trabajo.

Había tenido que ir de las oficinas al club un montón de veces.

Solo quería llegar a casa y dormir.

Y eso hice cuando entré por la puerta.

Me puse un chándal de estar por casa y me tiré al sofá a dormir.

Unas horas después, el sonido del timbre de la puerta me estaba despertando.

Mierda, Alexia.

Fui a abrirle con la pintas de yonki que llevaba, aunque me daba igual, me había visto así miles de veces.

—¡Hola Lisa!—dijo abrazándome cuando me vio.

—Hola.—hablé medio dormida.

—¿Te he despertado?.—preguntó.

—Si, pero no pasa nada, llevo durmiendo desde que he llegado, ya me tenia que levantar.—reí.

Ella me miró con los ojos brillantes y me abrazó.

—Me encanta cuando estas con este chándal, te ves muy tierna.—soltó de repente dándome un beso en la frente.

Yo sonreí tímida mientras notaba como me sonrojaba.

Se separó del abrazo y yo le dejé entrar en casa.

—He encontrado una película que dicen que es de amor y súper bonita.—dije.—¿Podemos verla hoy?.— la miré con ojos de cachorrillo.

—No me mires así, que o sino no puedo decirte que no.—dijo sonriendo.

Antes fui a hacer palomitas, porque así me aseguraba que no me dormiría viendo la tele.

Últimamente estaba teniendo un sueño que no podía ni conmigo misma y también llevaba mucho cansancio acumulado.

En estas fechas la empresa siempre estaba hasta arriba de trabajo y este año había él doble que los anteriores. Nuestro contrato con el FC Barcelona ha hecho que la empresa creciera mucho más.

Esto eran buenas noticias, porque las ganancias de la empresa estaban subiendo rapidísimo y junto a eso; mi sueldo.

Estaba pensando en que si subíamos el ritmo de las ganancias de la empresa, en unas semanas me mudaría a una casa más grande ya que vivía en un piso en el que apenas entraba luz solar.

Al escuchar el microondas pitar saqué las palomitas que olían genial. Les puse mucha, pero que mucha sal y las llevé al salón.

Alexia ya estaba en el sofá haciendo zaping a series que salían en netflix.

—Mira, es esa película.—dije señalándole una película que acababa de saltar.

Dejé el bol con palomitas en la mesita, me senté al lado suya y yo apoyé mi cabeza en su pecho mientras que ella pasaba uno de sus brazos por mi cadera.

He olvidado decir el detalle de que siempre teníamos que estar teniendo contacto la una con la otra. Cada vez que mi cuerpo rozaba el suyo necesitaba más. Se sentía genial esa sensación. Daba igual que el contacto fuera mínimo, podía ser que estuviéramos en un restaurante y que las puntas de nuestros zapatos se tocasen por debajo la mesa o podíamos estar andando por las calle prácticamente abrazadas, daba igual el momento, siempre estábamos en contacto.

Alexia se incorporó un poco en el sofá y cogió de la mesita el bol de palomitas. Luego le dio al play a la película después de dejar un beso en mi cabeza.

Estos pequeños gestos hacía que las mariposas de mi estómago empezasen a revolotear sin parar.

Llevaba unos días replanteándome esto, y por más que me costase admitirlo, estaba empezando a sentir cosas por ella y eso me asustaba mucho.

¿Donde se aprende a querer? - Alexia Putellas Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt