Capitulo 21

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Estábamos yendo al aeropuerto e íbamos tarde. Las cosas en la ducha se nos habían alargado un poco y hemos salido justas de tiempo.

Suerte que habíamos quedado con las chicas bastantes horas antes, así que no perderíamos el vuelo.

Al llegar saludamos a todas con un abrazo y yo me disculpé mil veces por llegar tarde.

—Lo siento mucho, de verdad, nuestras madres no se querían ir de nuestra casa.—me inventé una excusa.

Alexia me dio un codazo y yo la miré a confundida.

—¿Como que "vuestra" casa?.—preguntó Ona curiosa.

—Lisa, amor, habíamos quedado en que no lo diríamos.—me riñó mi novia.

Yo no había caído en eso, ni me había dado cuenta que lo había dicho.

—Mierda, perdón cariño.—dije dándole un beso que ella siguió.

—¡Buscaros un hotel!.—bromeó Jana desde lejos ya que también llegaba a tarde.

—¡Y tú un coche!.—dijeron Claudia y Patri que venían por detrás de ella, así que supuse que la habrían traído ellas.

Luego fuimos a hacer todo lo que necesitábamos para entrar y fuimos hacia la puerta de embarque.

No había comprado vuelos business ya que era solo un viaje de 2 horas y media y viajábamos en una aerolínea que no tenia muy buenas críticas sobre sus asientos de "lujo".

En el avión, con las bromas, acabamos ocupando toda la parte de los asientos de atras.

Era mejor ir en esa parte, ya que así, la gente no se enteraba de que hacíamos.

La mayor parte del viaje estuve dormida en el hombro de mi chica.

Cuando llevábamos más o menos una hora de viaje, me despertó la voz de mi novia mandando a callar a algunas de las chicas que no paraban de hablar en un tono bastante fuerte.

Puse mi cabeza en su cuello y la abracé de lado mientras soltaba un pequeño gruñido quejándome de que me habían despertado.

Alexia giró su cabeza y me dio un beso en el pelo mientras me daba masajes en el cuello con una de sus manos.

—Envidio vuestra relación.—escuché que decía Claudia.

—Pero si tú estás casadísima con Patri.—murmuré con los ojos cerrados.

—Aún no somos ni novias, Elisa.—dijo y aunque siguiera con los ojos cerrados podría jurar que rodó los ojos.—Ninguna da el paso, a veces pienso que no siente lo mismo que yo.—dijo apenada.

—Claudia no digas esas tonterías, esta claro que le gustas, tienes todo el viaje por delante aún, aprovecha y llévala a algún sitio bonito las dos solas para pedírselo.—le propuso Alexia.

Claudia miró no muy convencida hacía el asiento donde estaba Patri hablando animadamente con Aitana y Marta.

—Intentaré hacerlo, pero no prometo nada.—dijo después de un rato pensándolo.

Entonces yo dejé de abrazar a Alexia y abracé a Claudia, que lo necesitaba más.

—Y encima ahora me robas la novia.—bromeó mi chica.

—Cállate envidiosa.—Pina le sacó la lengua.

—Tu ya has tenido muchos mimos en casa, demasiados diría yo.—dije riendo.

Al final volví a abrazar a mi chica y me volví a dormir lo que quedaba de avión.

Unas manos pellizcándome la nariz dejando que no pudiera respirar bien me despertaron de golpe.

Abrí los ojos y ahí me encontré con Claudia que salía corriendo por el pasillo del avión.

Como que estábamos en las últimas filas solo quedaban azafatas, así que no molestábamos a nadie.

—¡Joder, Claudia, que casi me dejas sin respirar!.—me quejé.

—Es que tu novia no quería despertarte, dice que estás muy mona durmiendo.—se excusó alzando las manos.

—Te la devolveré, que lo sepas.—la apunté con el dedo.

Cuando salimos del avión, después de despedirnos del piloto y las azafatas y hacernos una foto con algunas de estas que nos conocían, fuimos a alquilar dos furgos de 7 plazas para poder movernos por la ciudad, aunque lo más probable es que vayamos andando o en tranvía a todos sitios.

Cargamos todas las maletas entre los dos vehículos y fuimos hacia la casa que habíamos alquilado durante esa semana.

En la primera furgo nos metimos casi todas que si nos juntábamos la liabamos: Patri, Claudia, Jana, Bruna, Ona, Alexia y yo. En lugar de Alexia queríamos que viniese Mapi, pero ella decidió irse con su princess y dejar que mi chica fuera conmigo. Yo me senté en los asientos del final de la furgo, en cambio, Alexia se sentó de copiloto. A mi lado iban Claudia y Jana, en la fila del medio, que era de solo dos plazas, iban Bruna y Ona y de piloto iba Patri, así controlaba también la música, y de copiloto iba Alexia, que nos vigilaba que no hiciéramos ninguna destroza en el vehículo.

Y en la otra furgo, iban las más mayores: Mapi(que nos había abandonado), Ingrid, Lucy, Caro, Marta, Aitana y Frido.

Al llegar a la casa, piqué al timbre, entonces salió una señora vieja, que por cierto, no hablaba muy bien el inglés, y nos dio las llaves y el documento que había firmado desde el ordenador. Se despidió amablemente y se fue.

—Tía, que bien organizado está todo.—se sorprendió Bruna.

Yo reí tímidamente y se lo agradecí. Luego abrí la puerta de la casa dejando que todas entraran antes que yo.

Alexia cuando iba a entrar se paró y pasó su brazo por mi cuello para poder entrar conmigo. Yo pasé mi brazo por su cintura y giré mi cabeza para mirarla sonriente.

Detalles como este hacían que me enamorara aún más de ella.

Dejé un beso en sus labios, cerré la puerta con llave y fuimos juntas hacia el salón de la casa.

—Tenemos que escoger parejas de habitación, aunque unas tendrán que dormir en el sofá-cama.—dije cuando ya estábamos todas juntas.—Yo quiero la habitación más guay, que he sido la que ha organizado todo.—pedí.

—Nos parece justo.—dijeron Claudia y Patri y las demás asintieron.

Alexia y yo nos subimos a la habitación justo después de eso, estábamos agotadas.

La habitación no era muy grande, pero estaba bien. Tenía un balcón y un baño que cuando entrabas era más grande que la habitación. Tenía un jacuzzi en una esquina y la señora que nos había dado las llaves minutos antes nos había dejado una bolsa con cosas de higiene al lado del lavamanos.

—¿Sabes que ahí pasarán cosas, no?.—dijo mi novia abrazándome por detrás.

Yo asentí con una leve sonrisa en la cara.

Luego nos pusimos los pijamas calentitos, nos acurrucamos y nos dormimos abrazadas, como hacíamos siempre.

¿Donde se aprende a querer? - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora