Capítulo IX

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-No puedo creer que la besaste-

-Pero Momo, ¡No somos nada!- reclamó en respuesta la menor.

-¡No por eso! Ósea, ¡Si! Pero no con ELLA- hizo énfasis en la última palabra apuntando hacia la chica.

Jihyo retrocedió un poco, desde la partida de Dahyun ella había cambiado mucho, ya que nunca logró superarla, así que solo satisfacía sus necesidades con personas al azar que encontraba, sin enamorarse, ya que su corazón le pertenecía a alguien más.

En cambio, con la única persona que si seguiría siendo ella misma era Dahyun. Aún no podía creer que sus dos mundos se estén combinando.

Dio otros pasos hacía atrás, sintió como la angustia y temor se apoderaban de ella, pero no podía demostrarlo.

-¿Tienes algún problema con Jihyo?- cuestionó sin percatarse de las emociones de la otra.

-Si, me fui infiel, Dubu- relató yendo directo al grano.

-¿T-tu?- murmuró Dahyun viendo a su vieja amiga.

-No, Dubu, puedo explicarlo

-Dijiste que odiabas a la gente así, dijiste que nadie merecía ser tratado tan mal...- recordó las palabras del pasado, en el fondo ninguna de las dos se había superado a la otra.

-Mh...- rio por lo bajo Momo -¿Adivina que? Ahora esta con Tzuyu- agregó colocando sus manos en su cintura -Es un completo fraude-

Dahyun bajó la mirada, pero más que tristeza, era decepción. Extrañaba mucho a su compañera de vida, hacían todo juntas, desde viajar hasta juntarse casi todos los días en la casa de la otra.

Pero, por mucho de estar confundida, Dahyun sabía algo bien y lo tenía claro, besar a Momo no se sentía igual que con Jihyo, mientras que la primera eran sentimientos puros y placer, con la segunda parecían ser solo recuerdos del pasado, besos con dolor, melancólicos y vacíos.

Jihyo había quedado en su vida pasada, en aquella donde no tomaba decisiones, en donde la confusión predominaba.

Suspiró agotada y empezó a caminar lentamente hacia Momo, para luego sumergirse en su pecho y empezar a llorar con descontrol.

Aún que la de pelo corto intentó acercarse, la mayor negó con la cabeza dando a entender que no dijera nada hasta que la chica terminará de desahogarse.

Así estuvieron unos minutos hasta que Dahyun al fin habló.

-Lo siento Momo, mereces una gran explicación sobre todo- relató percatándose de lo confundida que debía estar la pelinegro.

Luego, se giró a Jihyo.

-Lo siento Jihyo, siempre tendrás un lugar especial en mi corazón pero ahora mismo, le pertenece a alguien más...- admitió con tristeza -No...no quiero volver a verte, Jihyo, siento que no es bueno para ninguna de las dos-

-No pidas perdón...- susurró Jihyo con una sonrisa intranquila.

Esas palabras le pegaron fuerte a la mayor, quién asintió en silencio mientras sus ojos se humedecían inevitablemente.

-Entiendo...- murmuró apretando los labios. La chica por la que había esperado tanto tiempo estaba frente a ella, con el pelo desordenado, sus piernas temblando y el rostro completamente rojo, pero con una mirada y sonrisa compasiva.

Dahyun dudo un poco, pero se acercó hasta la mayor y le dio un abrazo, uno que solo provocó rigidez en el cuerpo de la mayor. Hace años que no recibía un abrazo de alguien, ya nadie tenía suficiente afecto con ella como para hacerlo.

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