Infernum

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El cielo, a pesar de sus cicatrices, mantenía su esencia pura, incluso más saludable que antes, cada centímetro del lugar respiraba un aire agradable a malvavisco, cortesía de Lucifer, que aunque lo sugirió como una broma, terminó quedándose.

Todo estaba listo en lo más alto de la tierra, era hora de arreglar lo más bajo y probablemente lo más dañado, el infierno.
Las cuatro entidades y Muriel bajaron por el ascensor que dirigía al hogar del rey de los demonios, había un silencio cómodo que terminó tan pronto las puertas se abrieron, los gritos desgarradores e incluso la poca iluminación hacía del lugar algo espantoso, pero curiosamente organizado.

Bajaron uno por uno, bajando de últimas Dios, que por obviedad no bajaría primero pues era evidente que nunca sería bienvenido a ese lugar, caminaron juntos cuidándose un poco la espalda mientras Lucifer lideraba al frente. Los demonios miraban aterrorizados por la presencia del todopoderoso siguiendo a su jefe, como si de los peores terrores fueran a ocurrir, pero nada de eso sucedía, es más, se sentía con vergüenza al tener tantos ojos hacia su persona.
Caminaron un poco más hasta llegar a la primera y más grande grieta del lugar, la cual se encontraba en el trono de Beelzebub y había atravesado todo el suelo, un malestar se presentó en el ser de luz cosa que no pasó de ser percibida por todos los demonios curiosos que miraban desde el umbral de la puerta; apresuradamente Hastur y Ligur ahuyentaron a los entrometidos incluyendo a Shax, a quien empujaron lejos para luego cerrar la oficina entrando en el proceso.

Miraron estupefactos hacia en gran agujero en el suelo como si fueran dos niños pequeños y curiosos mirando a un abismo al cual podría caer en cualquier momento, examinaron con cautela desde su inicio hasta tu fin para luego dirigirse hacia su rey, el cual mantenía en sus manos un líquido de color pastel en una copa grande pero esta vez plateada al contrario de anterior la cual era dorada.

Nuestro señor, la grieta de extiende desde la esquina izquierda hasta la derecha de forma diagonal, tiene una profundidad de tan vez 5 metros, pero no existen más grietas grandes, esta debe ser la más grande de toda, al menos en la oficina.— Aclaró Ligur quien seguía acompañado por Hastur, esperando una solución al problema, ocultando el miedo que sentían hacia el todopoderoso.

Traiganmen a Furfur y Shax, les daré la sidra de manzana para que empiecen con la reconstrucción, al ser tan profunda ustedes dos, Jesús, Adam y Muriel también ayudarán, yo repararé el resto del infierno y Dios-. No fue capaz de terminar su oración al notar la repentina ausencia de su mejor amigo, entró en un pánico interiorizado, miró hacia sus duques dejándoles la copa y caminando rápidamente a buscarlo.

En realidad el todopoderoso estaba bien, al menos en lo que cabe, estaba caminando por el resto de la oficina buscando más grietas y siendo amedrentado en el fondo por los demonios, siguió su rumbo hasta llegar al final en el cual se encontraba una puerta que decía salida; pensó sensatamente mientras aquello a quienes desterró le miraban atentamente y sin nada que perder atravesó la puerta.
Lo que vió le desconcertó a pesar de ser el infierno, parecía incluso más muerto que la última vez, ya no existía aquel silencio abrumador que tanto recordaba, es más, había sido cambiado por gritos y sonidos inquietantes, pero no lo suficientes para hacerle dar la vuelva por lo que con determinación caminó hacia su derecha yendo tal vez al valle de las torturas.

Mientras aquel ser de luz caminaba despreocupadamente, Lucifer estaba a punto de destruir lo poco que quedaba de la oficina, su inquietud asustó a los demonios quienes intentaban mostrarle el camino lo mejor posible, aunque sin entender el porqué buscaría al todopoderoso que los desterró a todos, pero decidieron no preguntar y cuando llegó a la puerta de salida, su corazón inexistente palpitó con tanta fuerza que lo estaba matando.
Salió corriendo como si no hubiera un mañana y siguió aquellas pisadas finas que reconocía en cualquier lugar del universo.

Caelum, Terra et InfernumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora