❤️Ojos Azules❤️

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Soy una chica sencilla...
❤️ para shots cute.
🔥 para... ya saben qué.
***

- ¿Te casas conmigo?- Murmuró al oído de la chica, que realmente no lo estaba escuchando por lo cansada que la dejó su largo turno en el hospital. Sus ojos apenas se mantenían abiertos, pero eso a Tom no le importó. Le preguntó una segunda vez, acariciando su regordeta mejilla suavemente.- Nena, ¿te casarías conmigo?

- Déjame dormir, ¿sí?- Resopló ella hiriendo al chico, que no pudo hacer más que rendirse y darle un beso antes de cobijarla entre sus brazos.

Se apagaron las luces de la habitación, envolviendo a la pareja en una noche fría que los obligó a dormir tan juntos como sus cuerpos se lo permitieron. Bien, ella dormía, él seguía pensando hasta las 3 de la mañana cómo convencer a su novia para que aceptara su propuesta, después de varios intentos fallidos el último mes.

¿Por qué siempre terminaba con un "no"? ¿Por qué cambiaba el tema tan pronto él se lo planteaba? ¿Acaso no lo quería? ¿5 años juntos no era suficiente?

Tom estaba perdiendo la cabeza... y la paciencia también, pero de algo estaba seguro: a su chica no la iba a dejar escapar. La amaba desde sus pequeñas pecas preciosas repartidas en su cara de terciopelo, hasta la cicatriz borrosa que le quedó en el tobillo al no protegerse bien al intentar usar patines de niña. Su corazón palpitaba únicamente por ella, y planeaba que fuera de ese modo para siempre.

El pobre no se dio cuenta de haberse quedado dormido, hasta que la alarma de su teléfono repiqueteó interrumpiendo su corta velada. Estiró la mano para apagarlo, pero alguien más lo hizo por él. Abrió un ojo para observar a su chica, que se reía al verlo estirarse dramáticamente sin ánimo alguno de levantarse de la cama. Ella ya estaba lista para salir a trabajar y que se alejara de él no lo hacía muy feliz, pero no iba a detenerla tampoco.

- Nos vemos más tarde, ojos azules.- Se inclinó a acariciar lentamente su cabello oscuro, en un masaje circular con sus finos dedos, así como a Tom le gustaba.

- No me respondiste anoche.- Se quejó él haciendo pucheros y ella rodó sus ojos sonriendo con dulzura.

- Perdona, no te escuché. Luego me lo dices, me tengo que ir.- Rápidamente le dio un beso y gritó un "te amo" corriendo por la puerta. Tom suspiró queriendo llorar.

Pero con llorar no se resuelve nada, pensó mientras tomaba fuerzas para ir a ducharse, vestirse y enfrentarse al mundo.

El trabajo era otro de sus más grandes amores, y aún así se sentía desdichado mientras pretendía ser un personaje exitoso en hacer felices a los demás. Su sonrisa falsa le hacía doler las mejillas, y no veía la hora de volver a casa para encerrarse y dejar de fingir que todo estaba bien.

En un break entre grabaciones sus compañeros lo arrastraron a uno de sus camerinos para distraerlo, intentando devolverle su alegría característica, pero ni los chistes flojos de Rachel ni las anécdotas de Josh lograron apartarlo de sus pensamientos más que deprimentes.

¿Era mejor dejar las cosas como estaban? ¿No casarse nunca? Tener una larga y feliz vida a su lado era lo que quería, pero hacerlo oficial es algo que soñaba desde que la conoció. ¿Deberían... terminar? ¿Por algo así? ¿Por no ponerse de acuerdo en lo que les deparaba su futuro juntos?

Tommy, no te preocupes.- Le decía su amiga, dándole palmadas en la espalda cariñosamente.- Verás que cuando menos lo esperes te dirá que sí.

- Y llorarás, pero de felicidad.- Dijo Josh pasándole un pañuelo para que se limpiase. Tom ni se había percatado de que un mar de lágrimas dejaban en evidencia su desgracia.- Tómate el día libre, amigo.

- El director no me va a dejar hacer eso.

- Eres la estrella, Tom. Si no te sientes bien, no es justo que te obliguen a continuar.- Insistió Rachel, apretando su mano.

Sus problemas personales debían ser eso, personales, pero no tenía a nadie más con quién discutirlo que no fueran ellos dos, y agradeció cada segundo del tiempo que se dignaron a prestarle mientras sucumbía al desespero y la pena.

Después de meditarlo, habló con su director del gran film que rodaban para que pospusiera sus escenas para otro día. Rachel y Josh se ofrecieron a llenar ese espacio, con tal de que Tom tuviera un poco menos de carga emocional en este lado de la historia. Eran excelentes amigos.

Corrió a casa, se quitó los zapatos y la chaqueta de un tirón haciendo un desorden impropio de él en medio de la sala, tanto como su cabeza lo estaba en esos momentos. Sofocado consigo mismo, era incapaz de analizar sus alrededores, al gran jarrón de rosas esperando por él sobre la mesa, la suave música de violines que sonaba a lo lejos y un aroma exquisito a hierbas proveniente de la cocina. Mucho menos notó la presencia de su chica parada junto al sofá mientras él yacía de rodillas en los pisos de madera mirando a la nada.

- ¿Qué pasa, ojos azules?- Susurró ella llamando su atención.

El cuerpo del muchacho respondió con un temblor, como si le hubieran disparado con un taser directo al pecho. Su corazón se detuvo por un microsegundo tal vez, pero volvió a la vida al levantar la mirada hacia aquella persona que lo hacía latir a un ritmo increíble. Y es que de verdad era de no creer lo que estaba frente a él.

- Sobre tu pregunta... No quería que te sintieras mal, es sólo que... quería hacer esto a mi modo.- Dijo ella con una sonrisa nerviosa, alisando sus blancos pantalones de lino con su mano libre. En la otra, una pequeña caja esperaba ser abierta. Tom no podía respirar.

Se levantó precavido, dando pasos de tortuga hacia ella que se sonrojó por la forma en que Tom la miraba, como si fuera la primera vez que la veía, como si fuera lo más hermoso del universo. Su tesoro, le diría él, si encontrara las palabras.

- No sabes cuánto te amo, ojos azules.- Lágrimas comenzaron a desprenderse de los suyos y él se apresuró a borrarlas con sus nudillos, sosteniendo su rostro con delicadeza. Se moría por besarla, pero quería escuchar qué más tenía qué decir. Asegurarse de si estaba soñando todo esto.- Después de decenas de negativas de mi parte, ¿aún deseas casarte conmigo?

- No.- Susurró él, dejándola paralizada. Su fría seriedad se transformó entonces en una carcajada feliz, rompiendo su papel, y trayendo consigo una ola de calma en los dos amantes.

- ¡No me gusta que hagas eso, Tom!- Gritó ella golpeando sus musculosos brazos que la envolvían cariñosamente.

- Ya sabes qué se siente ahora, mi amor.- Susurró a su oído, causando que se le erizara la piel.

- No juegues y responde la pregunta de verdad.

- ¿Esto lo responde?- Con cuidado la tomó del rostro y conectó sus miradas que reflejaban todo lo que las palabras solas no podían. Sus labios saborearon el tierno dulzor de su boca, en un festín que no parecía tener final alguno, pero si eso no era suficiente...- Eres mi chica, mi compañera, mi tesoro más valioso, el amor de mi vida. Añade esposa en la lista y me puedo morir feliz.

- No hables de muerte. Te necesitaré por un largo rato, ¿oíste?- Ella sonrió, buscando su caja y presentándole el anillo que con mucho esmero diseñó para él. Tom se sonrojó adorablemente posicionando su nueva pieza de joyería en su respectivo lugar, con gran orgullo.

- ¿Esto es real?

La miró asentir y un grito de alegría reverberó fuera de sus pulmones, levantándola en un abrazo apretado, dando vueltas por el salón mientras la música seguía en curso ambientando la escena de los dos jóvenes enamorados, próximos a ser marido y mujer, la hermosa familia Blyth.

- Te amo, ojos azules.

- Y yo a ti. Siempre.

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Hey, tributos. ¿Qué les pareció? Estoy abierta a nuevas ideas en los comentarios ;)

¡Nos vemos en la próxima!

Tom Blyth (One-Shots) ESPAÑOL 2023Where stories live. Discover now