Mia descolgó el auricular y cogió una bocanada de aire, la más grande que pudo, para decir, de seguido y con aplomo, una frase que sonara como en las películas, con esa peste a seguridad en sí misma que siempre quiso bufarle a la cara a los hombres que alguna vez la habían querido.
-¿Cómo puedes ser la visita que menos esperaba cuando ya, de por sí, no esperaba ninguna?
-Te has metido en el lío más jodido de tu vida.
-Me he jodido la vida, sí, pero no ahora, ni con esto, llevo jodiéndome la vida desde que me conozco. ¿Qué haces aquí?
-Lo evidente.
-¿Y qué se supone que es lo evidente?
-Quererte, a pesar de saber que es como meter los dedos mojados en un enchufe.
-Me ofende que me veas tan predecible.
-No lo eres, pero yo ya estoy de vuelta de ti.
-Y de todo.
-De todo no, de ti. Te veo y sé exactamente a quién tengo delante.
-Erick, si has venido a regodearte...
-¿Tengo pinta de haber venido a regodearme? -Interrumpió, inclinándose hacia el cristal-. Vengo a sacarte de aquí, a llevarte a casa.
-¿A qué casa? -Mia hizo un gesto frío, una mueca de sonrisa artificial, como el sabor de una sopa de microondas-. Yo ya no tengo de eso.
-No lo dudo. Hasta tu abogado está hasta los huevos de ti. ¿Por qué narices tienes que ser tan insufrible? ¿Por qué lo complicas todo tanto?
-Ah, ¿yo lo complico todo? ¿Yo sola?
-Mira, ¿sabes qué? Han pasado muchos años, demasiados, y no vale de nada desbloquear recuerdos de mierda, reproches de mierda. Ni siquiera estás aquí por mí, por eso...
-Estoy por algo peor -interrumpió con altivez.
-Le quemaste el coche a tu marido, me lo han contado. A mí solo me quemaste la ropa y me hiciste alguna putada más, vale, me queda claro que el fuego sigue siendo lo tuyo y que te has vuelto más ambiciosa con los años...
-Erick, ¿qué quieres?
-Ya te lo dije. Nos vamos. He conseguido un acuerdo, puedes salir bajo fianza, y hasta he logrado que te saltes la parte en la que te ingresan en el manicomio. Todo esto cuesta pasta gansa y significa que no podré comprarme el piso que tenía pensado, pero todo se andará...
-¿Y esto a cambio de qué? -Le increpó, con una mezcla de suspicacia y algo de subidón por saber que, tal vez, era realmente muy capaz de mantener durante años a casi cualquier hombre comiendo de su mano.
-De nada, de que soy el mismo súper huevón que he sido siempre.
-Nadie es así de huevón -respondió y, al instante, se dio cuenta de que Erick iba en serio-. ¿De verdad harías eso por mí?
-No lo haría, Mia, lo estoy haciendo.
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OTRO INCENDIO POR LLEGAR
General Fiction-¿Quieres tener una relación tóxica conmigo? -Llegados a este punto, ¿por qué no? -Tampoco sería la primera vez... Erick ha decidido sacar a Mia, su exmujer, de la cárcel en la que está por prenderle fuego al coche de Robert, su actual marido, algo...