-Supongo que es hora de salir con el desmentido -Mario Cuevas, el antiguo psiquiatra de Mia, imponía con su imagen, impecable e imponente, detrás de la densa mesa de nogal pulido.
-Supone bien. El informe falso ha corrido como la pólvora -contestó Erick-. Paradójicamente, filtrarlo en medios pequeños ha dotado a todo esto de una credibilidad con la que no contábamos. De haberlo filtrado en uno de los diarios principales, la información se habría polarizado enseguida. Esta gente, por lo visto, inspira más confianza.
-Pues ya lo sabes, Erick, que cuando me digas que salga, salgo.
-No estoy aquí solo por eso.
Cuevas basculó en su robusto sillón de cuero.
-Estás aquí... por ella.
-Se ha ido. Me ha dejado esta carta -Erick le ofreció el papel arrugado al psiquiatra-. Me la dejó bien, está así porque...
-Ya, lo pillo, que el control de impulsos que ha fallado...
-No ha sido el de ella -interrumpió Erick-. Y puede que eso sea lo que más me preocupa. Mia es experta en hacer grandes entradas y salidas aún más estrepitosas. Nunca se había apartado de la escena así, sin más...
-Nunca habías estado a punto de morir.
-Mia no actuaría con esa cautela, por muy asustada que estuviera...
-No es cautela. Son sus impulsos, traicionándola nuevamente. Verás... las otras veces la has visto pelear, ofensiva y defensivamente, resistirse, batallar. Pero el instinto de todos los humanos tiene una cara B...
-La huida...
-Mia es mucho más propensa a resistirse y pelear porque el origen de todo -Cuevas hizo una pausa-. Erick, sobre esta carta, no sé si debería contarte esto, desde luego no es ético que yo comparta contigo...
-¿Lo de su padre? En la carta pone que su padre abusó de ella. ¿Usted lo sabía?
-Sí, claro. Mia aprendió a batallar porque sus primeras tomas de contacto con la agresión, con la vulnerabilidad, con el peligro, ocurrieron en un entorno del que no era posible huir. Una niña no puede huir de la casa de sus padres, o al menos no es lo más habitual y no es lo que ella hizo. Ella encontró otros mecanismos para sobrellevar todo lo que estaba pasando...
-El fuego.
-El fuego es, con seguridad, el más visual de todos ellos. Pero hay muchos más. Mia es una masa inestable intentando mantenerse, aunque solo sea de cara al público, y todo ese esfuerzo exige liberaciones, indulgencias y recompensas que tienden a reclamarse sin planificación ni moderación. Irse repentinamente puede ser perfectamente compatible con todo esto.
-Necesito saber dónde está. Simplemente, no sé funcionar sin ella.
-Erick, has funcionado sin ella durante todos los años que no tuvisteis contacto, durante todo su matrimonio con Robert...
-¡Pero sabía dónde estaba! ¿Tú te crees, Mario -Erick empezó a tutear al médico- que no estuve detrás de ella todo ese tiempo? ¿De verdad te piensas que no tenía ojos aquí y allí? ¿Que no pagué a más de un investigador privado para que me consiguiera fotos, para que me dijera que todo estaba bien?
-¿Has estado espiando a tu ex mujer?
-Cada jodido día.
-¿Y cómo es que no sabes dónde está? ¿Por qué no la buscas de la misma manera en que la vigilabas antes?
-Porque esto no es como en las películas. Un investigador necesita algún dato, algún hilo del que tirar. Antes yo sabía dónde trabajaba, dónde vivía. Ahora simplemente se ha esfumado y sí, tengo gente intentando localizarla, pero no han dado con ella.
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OTRO INCENDIO POR LLEGAR
General Fiction-¿Quieres tener una relación tóxica conmigo? -Llegados a este punto, ¿por qué no? -Tampoco sería la primera vez... Erick ha decidido sacar a Mia, su exmujer, de la cárcel en la que está por prenderle fuego al coche de Robert, su actual marido, algo...