Co-parenting || Satoru Gojo

Por siempre

—Está todo listo. ¿Dónde nos encontraremos mañana?

—Iré a buscarlos temprano. Pensé que podríamos comer el pastel antes de salir.

—Oh, eso sería lindo —dijo asintiendo—. Entonces prepararé todo para la mañana. Pudiste haberte quedado aquí.

Él rió despacio al otro lado de la línea.

—¿Me habrías dado un espacio en tu cama?

—Lo habría considerado.

—¿Solo considerado? —preguntó dramático—. Oh, Arai, no serías tan cruel como para dejar a tu novio durmiendo en el sofá, ¿verdad?

Ella rió, sus mejillas estaban sonrojadas.

—Claro que no. Habría dormido con Tsumiki para dejarte una cama libre —bromeó.

Y aunque no podía verlo, Saori adivinó exactamente que Satoru debía tener aquel sutil puchero que solía hacer en su rostro en ese momento.

—No es gracioso —dijo, provocando una risa por parte de ella—. Discutiremos mañana los beneficios que obtengo por ser tu novio, creo que  estoy siendo un poco timado.

—Adoras decirlo, ¿no es así? —preguntó dulcemente Saori refiriéndose al remarque que hacía Gojo cada vez que hablaba de sí mismo como su “novio”.

—Por supuesto. Es algo de lo que sentirse orgulloso, ¿o me equivoco?—comentó felizmente e hizo una pausa. Soltó una pequeña risilla.

—¿Qué ocurre?

—Oh, nada. Sólo estaba recordando algo. ¿Recuerdas lo que dijo Tsumiki?

—Satoru, cariño, Tsumiki dice mil cosas al día.

—Sobre tu nuevo novio. Ella dijo que cuando consiguieras nuevamente un novio, él sería el más afortunado del mundo.

—¿Cómo si quiera te acuerdas de eso? Fue hace tiempo —dijo con una risa dulce que aceleró el corazón de Gojo.

—Porque en aquel momento le encontré toda la razón, y ahora que estoy en la situación, puedo confirmar que es cierto.

Hubo un silencio. Saori no supo qué responder ni cómo articular palabra. Solo tenía aquella tonta sonrisa en el rostro y el corazón le latía a mil. No podía pensar con claridad ni encontrar las palabras adecuadas para expresar todo lo que estaba sintiendo en ese momento.

—¿Saori-chan?

El tono de Satoru y aquella forma de llamarla le hacían comprender que sabía bien lo que había logrado con aquellas palabras. Tenía esa sonrisa  en su rostro como si estuviese orgulloso de todo lo que la hacía sentir.

—Debiste quedarte —suspiró finalmente Saori a modo de reproche y con un poco de necesidad.

Quería besarle en aquel momento. Llenarle de besos y aferrarse a su cuerpo hasta que se le durmieran los brazos.

Satoru rió, haciendo que el rosado en sus mejillas se expandiera aún más.

—¿Sabes? Podría ir ahora, no tardaría en llegar, pero nuestro acuerdo de tomar las cosas con calma...

Hizo una pequeña pausa, dejando las palabras en el aire.

—De todos modos mañana debemos salir temprano —dijo Saori, resignándose.

—Cierto. Te dejaré descansar, ¿sí? Estaré ahí temprano para ayudarte.

—Sí, deberíamos dormir.

Pero no lo hicieron, al menos por una hora más continuaron al teléfono.

Por la mañana Saori se arregló a primera hora. Los niños seguían durmiendo mientras ella terminaba de arreglar las mochilas para el pequeño paseo.