Flor

966 200 62
                                    

Levantó la mirada, apartándose un poco cuando pareció que las palabras hicieron eco en el salón. Sus ojos color miel se encontraron con los del peliblanco, con una pizca de inocencia a la vez que se escapaba una risa de sus labios, la cual frenó en seco cuando vio el rostro serio de su novio.

—¿Qué yo qué? —preguntó desconcertada.

—Cásate conmigo, Saori —repitió, esta vez tomándole ambas manos y con sus ojos clavados en ella.

Saori soltó una risa nerviosa, esperando que Satoru dijera que estaba bromeando, pero no fue así.

—Lamento la carencia de romanticismo, pero solo sería una unión civil —dijo, con naturalidad—, para que podamos hacer el trámite de adopción sin mayores complicaciones.

La mente de la muchacha estaba en blanco. Satoru solía bromear mucho sobre el matrimonio, y en el fondo ambos sabían que todo apuntaba en esa dirección, pero eso y realmente hacerlo eran dos cosas distintas. Nunca habían tenido una plática seria sobre ello, y mucho menos se esperaba que le propusiera matrimonio así como si nada. Y aún así, moría de ganas por decir que sí.

—No me malinterpretes... —intentó decir, al ver la expresión en el rostro de su novia.

—No, no. No es eso —murmuró ella, mientras negaba con su cabeza, procesando todo.

—Saori, me quiero casar contigo, de verdad. Y en el momento correcto, te lo pediré como se debe hacer. Tendremos una fiesta y todo cuanto quieras. Pero en este momento es nuestra mejor opción para asegurar la custodia de los niños. No hay necesidad de algo grande, solo necesitamos dos testigos y nuestras firmas en el papel.

Tenía razón, y ella lo sabía. El solo hecho de ser un matrimonio apelando a la custodia de los niños les daba una gran ventaja. Aún más considerando la situación social de Satoru. Él era consciente de cuán factible podía ser, pues incluso lo había consultado con su abogado. Había planeado esperar a que Saori terminara sus estudios para hacer la gran pregunta, pero si era una buena carta en toda aquella situación, no le importaba adelantarse un año.

Saori creía que era un poco absurdo que el estómago se le revolviera al pensar en el matrimonio pero no cuando pensó en adoptar a los niños. Especialmente considerando cuánto amaba a Satoru, la seguridad que tenía de que él era el indicado y que prácticamente ya vivían como una pareja de casados.

Parecía absurdo, pero no lo era. Porque Saori seguía siendo una chica en sus veintes que creía que sus padres la colgarían si se llegaba a casar de imprevisto. Ya bastantes dolores de cabeza le había dado a su madre cuando recién comenzó a hacer crianza conjunta con Satoru.

—Es cierto —murmuró—. Al fin y al cabo, el matrimonio es un contrato con gran peso.

Satoru frunció un poco el ceño con preocupación, creía que quizás no había sido claro con cuánto anhelaba casarse con ella por mucho más que un simple acuerdo mutuo. Aunque, realmente, Saori estaba aún procesando los hechos. Salió de su trance cuando Satoru se levantó del sofá, yendo hacia la habitación. Ella hizo ademán de levantarse, pero él no tardó en regresar, y sus ojos bajaron a la pequeña caja aterciopelada que sostenía en su mano derecha.

Saori intentó decir algo, pero su corazón latía demasiado rápido y no lograba articular palabra.

—Puedo asegurarte que no tenía planeado proponerte matrimonio vestido del Sombrerero Loco —dijo, sentándose en la mesita de café para poder quedar frente a ella—. Y también que no hay nada que desee más que poder llamarte mi esposa y planear toda una vida junto a ti.

Abrió la caja, revelando el anillo que contenía, como prueba de sus palabras. Saori no demoró en notar lo similar que era aquella flor a las que adornaban el brazalete que le había regalado meses atrás, aunque esta era más grande. Los seis granates tomaban la forma de los pétalos que envolvían al brillante diamante en el centro.

Co-parenting || Satoru GojoWhere stories live. Discover now