#Capitulo 9: Decisiones

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Maratón 1/3

_________ POV


Yo lo he intentado, no he podido hacer más, y me mata por dentro la idea de que cada vez me interesa más él y que no pueda verle o incluso verlo como novio... Lo cierto es que comprendo perfectamente que son las reglas del lugar, nada de vida personal, aunque me considere un caso especial, quién sabe lo que le podría ocurrir si se enteran sus jefes de que le ha contado de su vida personal a una clienta —si es que se le puede llamar así—, y no podrían perdonarme que le haya hecho la vida imposible solo por pensar que es el chico de mis sueños. Lo mejor es no ir más, no puedo seguir torturándome de esta manera. No se olvidar, ese es mi problema, pero tengo que aprender a vivir con ello.

Lo mejor de esto es que empiezo a trabajar y voy a incorporar nuevos dulces por lo que tengo que trabajar duro en la pastelería, hace poco leí en una revista que es una de las mejores de Barcelona y es algo que me anima, además de que tengo que esforzarme aún más. Lo malo es que tengo que trabajar sola ya que mi compañera ha empezado sus vacaciones, tendré el doble de trabajo.

Son las cinco de la mañana, me cuesta mucho levantarme de la cama pero tengo que hacer magdalenas, bizcochos... entre otros dulces, además del café y el té para los clientes. La verdad no sé qué será de mí a final de mes con tanto trabajo.

Empiezo súper temprano y acabo casi por la noche, y solo es el primer día. Bueno al menos me mantendrá ocupada estos días y no pensaré en el chico de la habitación cincuenta y no me tentaré a volver. ¿Qué si me dijo algo al decirle que no volvería? La verdad es que no, tenía pinta de que se iba a quedar la noche después de que me dijera que era especial pero solo se levantó y salió por la puerta, dejándome sola.

Por eso no me queda otra opción que dejarlo como una experiencia. Lloré, porque soy una llorona, pero ya cuenta como una parte de mi pasado junto con.... Sergio —ahg—.

Durante el día en las pastelería, vienen muchos clientes, unos piden para llevar y otros para se quedan para tomárselo con café y en compañía. Normalmente vienen parejas que parecen ser felices y toman mis dulces lo que los empalaga más aún, los envidio.

Para mi sorpresa, Alison aparece por la puerta, se posa en el mostrador donde yo me encuentro sirviendo a una señora su pedido.

—Buenas tard... ¡Oh! Alison que alegría, ya casi me estaba por meter la cabeza en el saco de harina.

— ¡Hola! ¿Por qué dices eso? ¿Estás bien?

—Sinceramente por ahora sí, solo que en lo que llevo de día me he bebido dos tazas de café y eso no es normal en mí, además de ver a todas las parejas disfrutar de los dulces que compran felices, dándose de comer mutuamente, poniendo nata en sus narices...

—Aguantarás, es solo acostumbrarte, tú eres fuerte, nena.

—Y bueno... ¿algo nuevo?

—Pues bueno, últimamente tengo a un chico monísimo detrás de mí.

— ¿Enserio?

—Sí, trabaja en mi edificio, hablamos por primera vez en la comida y desde aquel momento siempre me busca. Creo que le daré mi número para quedar algún día fuera. ¿Qué te parece?

— ¡Oh! Pues genial. Espero que me lo presentes, o que esa salida sea aquí... —río ante mi comentario.

—Puede ser... Oye, ¿y tú? ¿Alguna novedad? ¿Sigues perdida en tu mundo?

—Estás graciosilla hoy, ¿no? Pues para que lo sepas, he decidido no volver.

— ¿Cómo? ¿Qué ha pasado?

—Se negó a verme en persona.

— ¿Enserio? Bueno, en parte es comprensible, los tíos que vayan allí tienen que ser adictos o algo.

—Puede, pero él no.

— ¿Cómo sabes eso?

—Me dijo que yo era especial y diferente. ¡Casi lo veo en persona! Me encontró en la discoteca y...

—Estás súper entusiasmada, preveo alguna que otra tarde de películas de sustos y sangrientas acompañas de un gran bote del mejor helado de chocolate que tengan en la tienda.

—Eso suena muy bien... ¿Pero qué puedo hacer? Un chico al que posiblemente le guste por como soy y no puedo conocerlo más... no hay persona con menos suerte que yo.

—Créeme, seguro que la hay cariño, tú por eso no te preocupes.

Asiento a la contestación de Ali, pero mi cara cambia de repente cuando mi pasado entra por la puerta de la pastelería.

— ¿Qué pasa? Parece que hayas visto un fantasma.

—Es algo parecido, mira —Ali se gira y queda sorprendida como yo.

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Cincuenta Sombras de Neymar | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora